Esteban Guier tiene cinco años sin hablarle a su mamá, el único contacto con sus hermanos se da en los pasillos del juzgado donde disputan cada céntimo de una empresa familiar ya desaparecida.
Aunque esta historia parezca trágica, la mayoría de los problemas que suceden en los negocios familiares trascienden a las relaciones interpersonales provocando una ruptura de la comunicación, la armonía y, peor aún, del amor entre los miembros de una misma familia.
El caso de Esteban se repite en los juzgados, donde comparecen hermanos contra hermanos, padres contra hijos, hijos contra padres, sobrinos contra tíos, y todas las combinaciones posibles, solo porque los problemas de la empresa trascendieron a la calidez del núcleo familiar.
Este tipo de crisis pueden evitarse usando protocolos, los cuales norman y regulan las relaciones de los dueños de un negocio familiar.
De acuerdo con Roy Fernández, consultor empresarial y especialista en protocolos familiares, los siguientes síntomas anuncian que la compañía y la familia están en riesgo:
1) Marcadas diferencias entre los familiares ante cualquier decisión.
2) Tienen una mala relación dentro de la organización y el personal lo sabe.
3) Familiares asumiendo roles que no les competen.
4) Diferencias sustantivas en la compensación y en las responsabilidades de los colaboradores que son familia.
5) Juegos de poder entre los consanguíneos.
6) Los problemas de la empresa se discuten en las reuniones familiares.
7) Las dificultades dentro del hogar trascienden al trabajo.
8) Hay resentimientos porque al recién graduado no lo nombraron gerente.
9) Los abusos de poder son marcados entre los miembros de la familia.
Si se identifican todos o algunos de esos síntomas, es hora de vacunarse con un protocolo.
La vacuna y sus ventajas
Las empresas familiares son fundadas por un visionario. Una persona con academia o sin ella que desarrolla un negocio, y mientras él mantiene el liderazgo, todo camina bien.
La situación se agrava cuando el mentor evalúa qué hacer con su negocio, ya sea porque está en edad de retirarse, padece alguna enfermedad o simplemente porque quiere dedicarse a otra actividad. En todos los casos tiene tres alternativas: vender, delegárselo a un tercero o heredarlo a la familia. Esta última opción requiere un protocolo.
Según el especialista, cada protocolo se hace a la medida. Pero todos los familiares deben participar en su redacción, firmarlo y respetarlo al pie de la letra.
El protocolo tiene sus ventajas:
1) Es preventivo. La normalización evita el deterioro de las relaciones.
2) Es flexible. Puede cambiar con el tiempo.
3) Es autoimpuesto. El fundador puede hacerlo y lo explica a su a la familia o lo hacen en equipo y se lo autoimponen.
4) Es de acatamiento obligatorio.
Roy Fernández explicó que la normalización se maneja en tres ámbitos: el familiar, el empresarial y el de los propietarios. “Son tres anillos que se intersecan. Si alguno de ellos falta, genera vacíos, los cuales se convierten en problemas”, agregó.
El primer capítulo debe normar el ámbito familiar. Los participantes identifican los valores y principios que regulan o caracterizan a su familia. Luego se pone por escrito el legado o visión del fundador. Aquí se definen todas las reglas de convivencia, una de ellas puede ser que en las reuniones familiares no se habla del trabajo y viceversa.
En el segundo capítulo se dedica a la empresa: nombramiento del presidente y miembros de la junta directiva; normas de comportamiento y ética de los familiares dentro y fuera de la organización, dado que los ojos del personal siempre están sobre los dueños. En este apartado se establecen las reglas para el familiar que ocupa el máximo nivel jerárquico.
El tercer capítulo destaca todo lo competente a los propietarios. Se detallan temas como las sesiones de junta directiva y sus gastos; plazo de los nombramientos; conformación de la asamblea; la forma o el método para tomar decisiones; representantes no propietarios ante la asamblea; la venta de acciones; oportunidades de negocio; valoración de la empresa; financiamiento de proyectos; pago de dividendos y aportes de capital, entre otros temas.
“Entre más detallado sea una protocolo habrá menos portillos para generar problemas”, dijo Roy Fernández, quien agregó que por su naturaleza, las empresas familiares tienden a desaparecer, y las que logran sobrevivir es porque vendieron, como la Lizano, Pops, Los Periféricos, Gallito y Pozuelo, entre otras. “Pero las que quieren mantenerse deben hacer algo diferente y normarse es la mejor alternativa”, concluyó Fernández.
Autora Monica Quiros Romero