Otro tanto podemos decir de Daphne, obra anónima del siglo XVII llena de vericuetos en su escritura y con buenas elecciones de registros.
El Offertorium de la Orgelmissa (Grünberger) resultó menos organístico pese a su concepción original como tal, brillante en su escritura para el momento en que debe ejecutarse pero que en el contexto de concierto tiene giros más sonatísticos que litúrgicos.
Volvimos a la historia pareja al realejo con Storace y su Ballo della Battaglia, trompetería efectista de "batalla" así llamada por estar en posición horizontal, para recrear no ya la forma sino el propio nombre, quién sabe si inspiradora de nuestro "Sitio de Zaragoza", de Beethoven y la homónima de Vitoria e incluso de Tchaikovsky. Lo cierto es que además del virtuosismo el despliegue de registros resultó plenamente guerrero.
Desconocía la Sonata nº 4 en sol menor del compositor y organista de la Capilla Real en tiempos de Carlos III Félix Antonio Máximo López (inmortalizado por el pintor Vicente López), en estilo clásico vienés cercano al pianoforte pero bien adaptado al órgano portátil que lleva varios cientos años en el mismo lugar, del que Izumi supo delinear melodías en ambas manos aprovechando los registros partidos que engrandecen obras "minoritarias", otro plus de la intérprete en la búsqueda de obras adaptadas y adaptables al instrumento de turno.
Contemporáneo al anterior es el Thema mit vier Veranderunger (Tema con cuatro variaciones) de Justin Heinrich Knecht que sí parecía más apropiado al instrumento restaurado y nuevamente brillante en ejecución y sonoridades en registro partido, flautados cortos con bajoncillo.