Un recorrido por el Barrio Gótico de Barcelona

Por Vagabond

Barcelona es una de esas ciudades que siempre guarda una carta bajo la manga, por ende, una sola visita no bastará para conocerla con profundidad. Una de las zonas con más encanto de esta ciudad es el Barrio Gótico.
Este barrio fue el centro de la ciudad medieval y aún hoy continúa siendo el corazón de la vida cultural y política. Junto a las dependencias públicas se pueden hallar antiguos bares donde transcurría y aún transcurre parte de la movida artística barcelonesa. Por eso no es extraño encontrar sitios tan emblemáticos como Els Quatre Gats, que hace años acogió a artistas de la talla de Pablo Picasso y hoy es punto de encuentro de tertulias y reuniones bohemias.

Con este toque antiguo conviven algunos de los locales nocturnos más famosos de la ciudad como la discoteca Jamboree o el el club Sidecar. Además, si eres amante de las compras no podrás resistirte a las tentaciones que propone la calle Portal del Ángel, conocida por su elevada concentración de tiendas.
No obstante, lo verdaderamente emblemático del Barrio Gótico son sus maravillosas construcciones que reportan a épocas antiguas. El símbolo de esta zona es la Catedral de Barcelona, lo comprenderás apenas veas las enormes torres puntiagudas que recortan el cielo. Su interior es un descubrimiento continuo, desde las capillas ricamente decoradas hasta la belleza de su patio central.

Otro sitio que no puedes obviar en una visita al Barrio Gótico es el Palacio de la Generalidad de Cataluña. No te dejes engañar por su fachada poco llamativa y traspasa su umbral para que descubras el mundo elegante del Salón de San Jorge o simplemente para que descanses con el sonido de la fuente y el aroma a cítricos del Patio de los Naranjos.

Otras de las delicias del Barrio Gótico son sus plazas, espacios concurridos donde late el corazón barcelonés. Podrás visitar la emblemática Plaza de San Jaime, una de las más importantes de la ciudad o detenerte en las terrazas de la Plaza Real mientras disfrutas de sus palmeras y de las curiosas farolas diseñadas por Gaudí.

Si aún deseas profundizar más en las raíces de la ciudad, te aguarda el Museo de Historia de Barcelona. Entonces podrás ver los restos de la primera muralla y remontarte a la Barcelona romana entre esculturas y reliquias de bronce. De no perderse son los frescos de pintura gótica que recuerdan las antiguas usanzas del mercadeo.
Obviamente, restringir el Barrio Gótico a estos monumentos sería un pecado porque lo cierto es que este laberinto de callejuelas depara una sorpresa en cada rincón. Pero el resto será mejor que lo descubras por ti mismo mientras desandas sus calles.