Un regalo

Publicado el 26 agosto 2013 por Pepecahiers


No comprendía en absoluto lo que le sucedía. De un tiempo atrás no se encontraba nada bien. Su salud era precaria en toda su extensión, tan delicada como un barquito de papel en las cataratas del Niágara. No sabría decir cual era su mal, sólo podía describirlo como un malestar absoluto. Las punzadas del dolor le arrancaban desde la punta de los dedos de los pies, hasta el más largo de sus cabellos de su agitada cabeza. Los médicos lo encontraban muy peculiar, pues jamás habían visto semejantes síntomas, bueno, en realidad, jamás habían contemplado a alguien que tuviera todos los síntomas. La vida le parecía insoportable, y eso que tras el accidente en el que había perdido la memoria, se había encontrado con una salud envidiable, se había casado con la mujer que amaba, tenía unos hijos adorables y una casa fantástica. Siempre se consideró un tipo con suerte, con todo lo necesario para ser feliz, sin embargo ahora parecía que todo aquel regalo vital le estaba abandonando. Su amargura era infinita y un día, dando un paseo, intentando paliar aquel malestar diabólico, se acercó a un puente, bajo el cual se agitaban unas aguas de un color ceniciento nada halagüeño. Sus pasos le guiaron al borde, donde contemplaba aquella corriente hipnótica que le llamaba en un mar de susurros casi intangibles. La elección parecía sencilla, un gesto de sus pies y todo acabaría. De repente, se percató de que, sobre las aguas del río, navegaba a la deriva una caja de pizza. No pudo evitar pensar lo mucho que le gustaban, especialmente la de pollo al curry, se acordó del cine que estaba justo al lado del restaurante italiano donde la preparaban. Tenía previsto llevar a los niños a ver una película de dibujos. A él también le gustaban. Le vino a la memoria un cine de verano junto a la playa y los paseos otoñales que solía dar por la tarde con su mujer, esa deliciosa sensación de pisar la arena mojada. Recordó los besos furtivos junto a la orilla, el sol, la brisa del mar, unos niños volando una cometa. Vaciló, y por un momento su miedo a morir mitigó sus males. Escuchó una voz que le dijo:
 -No parece una elección fácil.
Era un hombre de rasgos suaves, casi afeminados, de mirada limpia y tez ligeramente pálida. Irradiaba cierta paz, aunque también producía cierta inquietud. El desconocido le habló de nuevo:-Tengo el remedio a todos tus males.-¿Cómo dice?, ¿quién es usted?, ¡qué sabrá usted de mis males!.-Soy un ángel y tu no eres quien realmente crees que eres. -Ya. Esto me parece una broma, seguramente me dirá que sabe lo que me pasa exactamente, ¿cuál es mi dolencia?.-Eres alérgico a la vida- sentenció el ángel.-¿Está usted loco? ¡No hay ningún hombre al que se le haya detectado semejante mal!.-Pero tu no eres un hombre- replicó la figura enigmática.-¡Cómo que no soy un hombre!, ¿entonces qué soy?.-Eres la Muerte.-¿Qué dice, está usted loco?-Hace algunos años comenzaste a sentirte inquieto.  No llegabas a entender porqué la gente te tenía miedo, la razón que les motivaba a  huir de tu presencia. No comprendías la actitud de los hombres, su falta de honestidad con su destino. No acertabas a explicar su carencia de compromiso respecto a su destino inexorable. Querías saber que se siente al otro lado y te quisiste convertir en humano. Nosotros te concedimos tu deseo a cambio de borrarte la memoria temporalmente, no queríamos que jugases con ventaja. Lo que ahora ocurre es que tu cuerpo ha recuperado su identidad, aunque tu mente aún se resiste. Ahora tienes las respuestas.Durante un momento dudó, pero no tardó mucho en volver a la realidad, su verdadero ser comenzó a inundar todo su cuerpo. Ahora sabía que era realmente la Muerte.-En efecto, ahora tengo las respuestas, comprendo el miedo y la tristeza, entiendo su desesperación. Pero, respecto a mí, nada cambia, porque supongo que debo continuar mi trabajo- terminó la frase como si esperara que algo pudiera alterar su condición,  un gesto de misericordia que le liberase de su penosa tarea.El ángel le respondió: -Tu trabajo debe continuar, ¿de que otra forma se percatarían de que la vida es un regalo?.
-... y una pizza de pollo al curry- le contestó la muerte.