El inmueble donde una de las figuras del Siglo de Oro de nuestra literatura pasó sus últimos 18 años de vida permanece de pie en la Calle Mayor, a la altura del número 61. Pedro Calderón de la Barca (1600-1681) regresó a Madrid tras ser nombrado Capellán de Honor del entonces rey, Felipe IV y optó por instalarse en esta céntrica calle.
Una de las cosas que más llaman la atención de esta casa, es su estrechez y es que se estamos ante una de las casa más “delgadas” de Madrid, con sólo 4.36 metros de anchura. ¿El motivo? En la época en la que se levantó la vivienda (segunda mitad del Siglo XVII) Madrid sufre el primer ‘boom’ inmobiliario de su historia y se comienza a racanearse cada metro cuadrado de suelo…El edificio original sólo contaba con dos plantas, las dos últimas fueron añadidas tras una reforma del edificio que se acometió en el Siglo XIX y en la que también se varió la fachada.
Curiosamente, esta casa fue “rescatada” por otro escritor Ramón de Mesonero Romanos, al que la ciudad y muchos de los que paseamos por sus calles le debemos mucho. Mesonero Romanos no dudó en enfrentarse, primero verbalmente y luego a bastonazos, a unos albañiles que iban a comenzar las labores de derribo del inmueble durante el Siglo XIX. Por lo visto nadie había caído en la cuenta (o se había querido dar cuenta) de que se trataba de un patrimonio histórica de la ciudad. Gracias a su actuación se frenó y se abortó la demolición de este lugar. Otro atropello salvado in extremis. Para que nadie volviese a incurrir en el error o la tentación, el propio escritor promovió la colocación de la placa que actualmente vemos en la fachada.
Si paseáis por la Calle Mayor deteneros a la altura del portal 61 y sentid que estáis compartiendo las vistas y las aceras que hace más de tres siglos disfrutó el autor de La vida es sueño o El Alcalde de Zalamea.
La siguiente foto ha sido extraída de madridafondo.blogspot.com
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El Spiderman de la Plaza Mayor