Esas cosas que más te cuesta hacer, esas acciones que más te resistes a emprender son las que te servirán para avanzar. Son algunas de esas afirmaciones que me gusta emplear en mis sesiones de trabajo cuando la resistencia o el bloqueo entran en escena, y mis clientes se sienten atenazados a la hora de emprender alguna acción encaminada a conseguir aquello que desean para su vida.
Intento ser consecuente con aquello en lo que creo firmemente y hace ya tiempo que me propuse que mi pensamiento, mis palabras, mi emoción y mi acción estuviesen alineados; es decir que haya una coherencia entre lo que pienso, lo que digo, lo que siento y lo que finalmente hago. Sin embargo como humana que soy, tengo muchíiiiiisimas debilidades, y una de ellas es precisamente eludir las cosas que me provocan resistencia aunque en lo más profundo de mi ser, sepa que van a contribuir a mi crecimiento personal.
En este post compartiré alguna de ellas: viajar sola y hacer cosas en grupo, como pueden ser cursos, talleres y un sinfín de actividades formativas. Si bien por mi profesión lo he hecho en no pocos ocasiones, llevaba tiempo sin hacer nada de esto por esta resistencia de mi ego.
La llegada del verano hace que la bandeja de entrada de mi servidor se correo se colapse con una inumerable oferta de cursos, talleres o retiros. Normalmente suelo eliminarlos sin darles la oportunidad de que me muestren lo que ofrecen pero un buen día, el encabezamiento de uno de esos correos, rezaba así: Retiro en Mallorca y lo abrí inmediatamente. Apenas había información. Me vastó una foto preciosa de una cala mallorquina y el título del taller: Descubre tu verdadera esencia. Retiro de coaching y yoga en mallorca del 4 al 10 de Agosto. Quizá os parezca algo impulsiva, pero me apunté de inmediato, ni siquiera solicite el programa!!! Y menos mal, por que si lo llego a solicitar no hubiera ido dado que mis expectativas de relajación y playa, poco o nada tuvieron que ver conla intensidad del trabajo que realizamos, y me hubiera perdido esta experiencia que ha sido tan importante para mí.
Eso sí, confieso que una vez inscrita, pagada la reserva y el vuelo, comenzaron a aflorar todas mis resistencias como enormes nubarrones de arrepentimientoy que haremos? Y cómo será la gente? Y si no me gusta? O aún peor, y si es una secta? …
Perouna vez más en mi vida, constato cómo este tipo de decisión intuitiva, sin razonamiento, sin juicio, sin sopesar pros ni contras, es la que me brinda lo que realmente necesito, nunca falla.
Fue tan sólo una semana, pero su intensidad hizo que pareciese mucho más, en la que viví innumerables experiencias de apertura, de compartir y conectar, amistad, relajación, intensidad emocional, conexión conmigo misma, descubrimientos… Practiqué el arte deldesapego, ese que tanto me cuesta, a través del ayuno y el silencio, viví experiencias mágicas a través de rituales chamánicos,me bañé a la luz de una enorme luna llena en las cálidas aguas mallorquilas, lancéun farolillo con mi intención positiva hacia el cielo y volo muy muy alto hasta desaparecer y hacerse uno con el universo. Reí, lloré, cante,, bailé, recité mantras, medité… y todo ello por no haberme dejado aconsejar por mi mente, esa que yo considero tan sabia, ypor haber tenido la firme determinación de superar mis limitaciones.
Una vez más… ¡Gracias intuición!