El petróleo oculto en tu día a día
El ingrediente más importante del plástico es el petróleo. Una gran parte de la extracción del petróleo se utiliza para la industria del plástico. Y el petróleo también es el ingrediente que lo hace tan resistente a la hora de descomponerse. Las bolsas de plástico nos acompañarán por muchos siglos más. Y para que el petroleo se convierta en este material resistente, liviano y flexible hay que añadirle muchos químicos. Algunos de estos químicos se liberan a lo largo de la vida del plástico, como los llamados ftalatos que se utilizan para suavizar el plástico. En la Unión Europea los ftalatos ya están prohibidos, por lo menos en los juguetes de los niños (para adultos ya es otro tema). El problema no es solo lo que entra en la mezcla, sino también lo que se desprende de ella.
SQM – Los canarios de la mina
Gracias a la labor de las asociaciones de afectados, el síndrome de sensibilidad química múltiple (SQM) recibe cada vez más atención por parte de los medios. Cada vez hay más personas en España que padecen de este síndrome (muchas veces sin diagnóstico), sin que este sea reconocido como enfermedad. Los afectados tienen reacciones alérgicas de diferente intensidad frente a compuestos químicos, generalmente basados en petroleo. Los productos de plástico, también la cosmética y los productos de limpieza comunes resultan para ellos un veneno. Como los pajaros de la mina avisan cuando algo va mal.
La SQM no está reconocida como enfermedad, pero se estima que en 2050 mitad de la población de los países desarrollados padecerá de una u otra forma esta reacción adversa a los compuestos químicos. Por el momento los afectados tienen que protegerse y explicar sus reacciones alérgicas a un público incrédulo que no entienden como pueden ser tan frágiles. ¿A partir de qué porcentaje de afectados se pedirán explicaciones a los proveedores de estos productos?
¿Es posible vivir sin plástico?
Taina de Canadá lo ha convertido en su reto: vivir un año sin plástico (aquí su blog en inglés: plastic manners). Y su experiencia muestra que no es nada fácil. Pero quizás la pregunta se puede reformular: ¿Es posible reducir nuestro uso de compuestos artificiales a un nivel que disminuya el riesgo a sobrecargar nuestro organismo con residuos químicos? También entre los plásticos, en la cosmética, en la limpieza hay diferencias en cuanto a la calidad. Si al abrir un producto, su fuerte olor te da nauseas deberías escuchar a tu cuerpo y alejarte la fuente del malestar. Vale la pena buscar alternativas al plástico: el bambú es muy versátil e igual de liviano. El vidrio no desprende ningún químico indeseable. Y el petróleo en tu cosmética lo puedes evitar utilizando productos ecológicos.
¿Qué productos de plástico puedes quitar de tu vida?