El décimo mensaje navideño de Felipe VI registró una audiencia media de 6 millones de espectadores, lo que supone un descenso de 673.000 espectadores (-10%). El mensaje del rey de este año registró un 64,1% de cuota de pantalla en el conjunto del total de 30 cadenas que emitieron el discurso en directo, lo que supone también un descenso de medio punto de cuota de pantalla respecto al año anterior. ¿Podría acabar la monarquía cancelada por falta de audiencia? Así lo presentía Isaac Rosa el pasado miércoles en ElDiario.es, “con un rey solo para los muy cafeteros, para periodistas y políticos, sin nada que decir para el ciudadano común, con un discurso envarado e insustancial totalmente desconectado de las preocupaciones o deseos de la gente. Si el discurso navideño del rey fuera un programa televisivo como cualquier otro, hace tiempo que lo habrían cancelado, y por el mismo motivo por el que son liquidados tantos programas: por falta de audiencia. En su caso, una emisión retransmitida por todas las cadenas generalistas, públicas y privadas, además de las autonómicas y las emisoras de radio; es decir, con una audiencia casi cautiva, a la que cuesta encender la tele y no verlo. Que viene acompañado por una promo agresiva e invasiva, con todos los medios anunciándolo y la clase política comentándolo desde días antes. Que además tiene a su favor la tradición y la costumbre, siendo un elemento tan navideño como las uvas o el Belén. Y que, sin embargo, con todo a su favor, pierde audiencia en cada entrega, hasta marcar este año el segundo mínimo histórico. Si fuera un formato convencional, la sentencia estaría clara: que le corten la cabeza. Lo cancelarían, y el año que viene ocuparía su tiempo cualquier chorrada navideña más rentable”.
Isaac Rosa prosigue que habrá quien diga que es un programa barato, veinte minutos de televisión a bajo coste comparado con otros formatos. Pero las cuentas esas siempre son tramposas, como cuando los cortesanos te sacan la calculadora para comparar el coste de una presidencia de república con una jefatura monárquica, y cuentan solo las partidas que les interesan. “Si durante el discurso ofrecieran patrocinios y product placement, me da que pocas empresas querrían anunciarse, por poca audiencia y por falta de atractivo para vender nada. A falta de un referéndum sobre monarquía o república, y ya que ni el CIS pregunta sobre el asunto –ni sobre nada que tenga que ver con el rey o su familia–, la única consulta popular que tenemos es esa: Tanto menos cuanto más jóvenes, y muchos menos en Cataluña y País Vasco, eso dice el análisis de audiencia. Si descontásemos los hogares que dejan la tele puesta como quien enciende la chimenea, y que no le hacen ni caso porque están a lo importante esa noche –preparar la cena, recibir a la familia–, seguramente la audiencia sería todavía menor. Cuando, además, comparas la exagerada atención y trascendencia que los medios y la clase política dan a sus palabras, frente a la poca conversación que genera en la calle o en las cenas navideñas, la brecha es todavía mayor: un rey solo para los muy cafeteros, para periodistas y políticos, sin nada que decir para el ciudadano común, con un discurso envarado e insustancial totalmente desconectado de las preocupaciones o deseos de la gente. Y no es solo el discurso navideño: lo mismo vale para cualquier intervención del rey, lo mismo la apertura de la legislatura que la entrega de un premio o una inauguración: no habla nuestro mismo idioma, hemos renunciado a entenderlo porque sabemos que no habla de nosotros. Ya sé, lo de la pérdida de audiencia es un pobre consuelo para republicanos. Pobrísimo, no consuela nada. Pero en un año en que hemos tenido empacho monárquico con el intento por vendernos la ‘Leonormanía’ (‘completa tu colección, una nueva entrega cada semana en tu kiosko: Leonor graduada, Leonor en la academia militar, Leonor en el desfile de la Fiesta Nacional, Leonor jurando la constitución…’), dejad que los republicanos nos demos el gusto de decirlo, aunque sea señalando un vulgar audímetro: cada vez nos interesa menos el rey”.
“Como cada año –escribe Rosa María Artal en su artículo ‘El oráculo del rey–, varias personas han trabajado durante un mes elaborando du discurso para la nochebuena. Casa Real dicta los temas que quiere abordar, los expertos le dan forma y el texto pasa por La Moncloa, que matiza o amplía alguna referencia. Finalmente, el jefe del Estado le da el visto bueno y graba el mensaje en su residencia de La Zarzuela para ser emitido antes de la cena que inicia la Navidad. Todo ese esfuerzo para lanzar un mensaje aún más vacío que de costumbre, un canto a la Constitución a quien, al parecer, le debemos todo. Una panacea que nos ha hecho vivir en el paraíso, con todas las necesidades cubiertas (vivienda, sanidad, etcétera) hasta la amenaza de un enemigo que el monarca no especifica. Lo curioso es cómo los rotundos mensajes a los que aluden varios medios sirven de aval o censura para unos y otros, indistintamente. La definición de la ambigüedad… En el caso de esta España del Siglo XXI se reproducen además los almibarados elogios de la Corte política y mediática como si Felipe de Borbón hubiera expuesto profundos argumentos como claves de resolución de problemas. Aunque ha tenido menor aceptación –el segundo mensaje real navideño menos visto de la Historia– y está siendo centro de diversas críticas… El éxito de los oráculos reside en que las respuestas son ambiguas para que el consumidor pueda interpretarlas a su gusto y conveniencia. Y eso es lo que viene ocurriendo con los discursos del rey de España llegando a un máximo este año. Una de las frases más celebradas del monarca ha sido: ‘No podemos permitir que el germen de la discordia se instale entre nosotros’. La discordia está plenamente instalada en España y manda y trunca e intenta amargar la vida a toda la sociedad. Pero, como en Delfos, la derecha interpreta que son otros quienes la generan. O eso dicen. Hostias como panes a los que siembran cizaña en nuestra nación. Las ha soltado el Rey según un escribidor de El Mundo en una exquisita muestra del espíritu de la concordia y la moderación que ha enardecido a las masas de su cuerda. A los que ven generación de violencia en el ojo ajeno, les priva esto de las ‘hostias como panes’.
“No estuvo, además, el Rey muy acertado al asociar la división de España –que pide evitar– a aquel tiempo que ‘abrió heridas, fracturó afectos y distanció personas’, dijo, como critica la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) cuando fueron consecuencias del golpe de estado y de una dictadura de 40 años. Si el objetivo era señalar a quienes crean discordia, sus destinatarios no se han enterado y ahí siguen tan campantes crispando cuanto pueden. Si, como supone la derecha, a lo que el rey teme es una amnistía (por condenas desmesuradas, además), ¿qué hacemos con las decenas que aplicaron gobiernos anteriores? A golpistas, defraudadores, narcotraficantes, a los crímenes de la Dictadura, a Franco que nombró sucesor a su padre, al propio origen de tal nombramiento. Están ocurriendo cosas muy graves en España y en el mundo como para hablar de la Constitución y punto todo un jefe de Estado europeo. No decir ni palabra de la guerra en Gaza, de la extremadamente cruenta y despiadada violencia que Israel ejerce sobre los palestinos de toda edad, es una ausencia demasiado notable. A Ucrania le dedicó su tiempo el año pasado, aunque en éste tampoco ha merecido un comentario. Ha gustado mucho en la Corte otra frase de Felipe VI: ‘Fuera de la Constitución no hay ley, ni España en paz y libertad’. Más rotundo que nunca, dicen sus escribanos. Pues un órgano tan importante como el que rige a los jueces, el CGPJ, lleva cinco años sobrepasado su mandato constitucional sin renovarse porque el PP se niega dado que no le conviene perder poder ahí. Incluso vemos jueces con incompatibles intervenciones en política. La APM, la asociación mayoritaria de los jueces –conservadora– anda reproduciendo en X, antes Twitter, a los medios más reaccionarios sobre el tema. Nada de todo esto parecer inscribirse en el más exquisito constitucionalismo. La regresión de derechos –Derechos Humanos en algunos casos– que practican gobiernos locales de PP y Vox tampoco es precisamente un canto a la Constitución, la ley, la paz o la libertad. El Derecho a la Información de los ciudadanos con los mensajes sesgados que se difunden no parece gozar del mayor respeto constitucional. Y a ver, fuera de la Constitución está la dignidad, la empatía, la ética, el amor e incluso el espíritu democrático. La Constitución no es el marco de todo, y menos cuando tantos de sus artículos se incumplen pese a que el jefe del Estado da la impresión de no conocer de la sociedad en la que vive. Menos grandilocuencia en las palabras y más hechos. El jefe del Estado ha perdido muchas oportunidades ya. Cada vez es más patente y visible. Inolvidable su agria expresión en la toma de posesión del Gobierno progresista de Pedro Sánchez. Y ni siquiera eso les ha servido a los que calientan la calle desde el fascismo. Estamos en un momento delicado que precisa más implicación en los asuntos que atañen a los ciudadanos y en los pilares que fallan en este Estado llamado España. El papanatismo de elogiar cuanto dice el rey, aunque no diga nada, no le favorece ni a su causa ni a la de la sociedad. Y lo de descifrar sus palabras como si fuera Apolo traducido por intérpretes como que no parece ni de este siglo, ni siquiera de los veinte siglos y pico de la Era cristiana”.
Otros comentarios, imágenes, fotos y fotomontajes:
“Este año en la cabalgata de Cáceres salieron Melchor, Gaspar y el primo de Gaspar”, resumía un tuitero. En efecto, el cartel de la cabalgata de reyes del Ayuntamiento cacereño se olvidó de poner a Baltasar. El consistorio publicó en sus redes sociales una imagen en la que seguían figurando tres reyes magos, pero la ilustración no reflejaba a ninguno de raza negra. En su lugar, aparecía un tercer mago pelirrojo que ha desatado la indignación, las bromas y también las críticas de la oposición a la Alcaldía de Rafael Mateos Pizarro (PP)
Benjamín Prado, escritor, periodista y poeta, ha reflexionado sobre las elevadas retribuciones de algunos políticos de derechas que aumentan sus propios salarios mientras renuncian a los aumentos del Salario Mínimo Interprofesional. Moreno Bonilla, por ejemplo, pasará de cobrar los actuales 71.667 euros/año a 87.333 euros a partir de 2024, un incremento del 22%. Prado recuerda la oposición de estos políticos a aumentar la retribución salarial mínima de los trabajadores españoles.
“Icon Of The Seas”, el barco más grande del mundo, está a punto de zarpar en enero de 2024. El buque fue fabricado en Finlandia por la Royal Caribbean International, llevará 5,610 pasajeros y 2,350 miembros de la tripulación. El icono de los mares es cinco veces más grande y más pesado que el Titanic y miles de personas han reservado boletos para estar entre sus primeros pasajeros.
El manacorí, que se ha entrenado en las pistas del Queensland Tennis Centre de Brisbane, regresó a la competición ayer día 31, después de once meses de baja.
El humor en la prensa de esta semana: J. R. Mora, Forges, Flavita Banana., El Roto, Peridis, Eneko, Enrique, Manel F. Vergara, Miliki y Duarte, Ornando,Santygutiérrez, Javi Salado… …
Pep Roig, desde Mallorca:
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¿PARA QUÉ SIRVE LA REALEZA? / LOS REYES EN EL MUND0
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SE DESPLOMA LA AUDIENCIA DEL DISCURSO DEL REY | Alán Barroso
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NODO - El Nadal – Polònia
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