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@DePuntin
Esta semana se presenta como la más difícil de este semestre para River. Con un entrenador cuestionado y resistido por casi la totalidad de la población riverplatense intentará lograr los tres puntos frente al último campeón del fútbol argentino. Si no gana, nada podrá torcer el rumbo de la despedida de Almeyda de la dirección técnica del club de sus amores y con él, se representará un (otro) fracaso deportivo de la gestión Passarella.
La ida al Nacional B trajo cuestionamientos a la dirigencia por no haberse preparado e incorporado de la manera correcta en el último semestre en que River se jugaba la vida. Hoy, luego del paso por la segunda división, River sigue sin dar señales de vida en cuanto al juego dentro de la cancha y de encontrar el equipo adecuado para mantener la categoría.
Passarella ganó las elecciones y asumió el 09 de diciembre del 2009 para hacerse cargo de un club destrozado por la gestión Aguilar. Hoy, el club no encuentra el rumbo, y se repitieron errores del pasado. Las dos últimas grandes promesas de River no pasaron una temporada en el club y, sólo uno, jugó en Primera División, el otro solamente jugó el Nacional B (el caso de Lamela y Ocampos respectivamente). Los contratos con las marcas deportivas y sponsor son siempre cuestionados, poco claros para el público y, por último, no se compra jugadores de forma correcta.
La plantilla de jugadores carece de nivel en la defensa (problema que acaece desde el Nacional B). Claro ejemplo de esto es que en el último partido tuvo que debutar el defensor lateral Martínez como ultima opción ya que Ramiro Funes Mori (defensor central) fue expulsado y Arano (el otro 3 de la plantilla) a pesar de estar volviendo de una lesión de ligamentos no es tenido en cuenta por el DT.
Palabras más, palabras menos, el fracaso deportivo está a la vista y es conveniente descomprimir la situación lo antes posible. En primera instancia debería Almeyda dar un paso al costado y que los jugadores del Millonario renueven aires y en segunda instancia, el presidente del Club debería plantearse algunos interrogantes para reconocer si su gestión es correcta o se convirtió en el fantasma que, él mismo, quería ahuyentar.
Lo que sí es visible en el River Plate de hoy, es que la gestión de la soberbia está a la orden del día y esto no es lo mejor para el Club, que a este paso, va a sufrir la permanencia en Primera División. El domingo es un día clave, Passarella lo sabe y Almeyda también, reconocerlo no sería una debilidad sino una grandeza.