Un san valentín muy animado

Publicado el 13 febrero 2015 por Pepecahiers
Quizás "Up" no sea mi película favorita de animación, pero justo es reconocer que sus minutos iniciales son magistrales, la narración de una pareja en la que el amor se palpa en cada fotograma, el sentimiento a flor de piel de dos compañeros en la búsqueda del viaje de sus sueños. Un viaje que no realizarán juntos, o quizás sí, porque el recuerdo no se puede borrar si es sincero.
En "La bella y la bestia" asistimos a un amor ganado poco a poco, con esfuerzo, y que al final es verdadero, porque, cuando la belleza está en el interior, cada paso conseguido es todo un logro.
En esta ocasión el verdadero amor es un hermoso jardín, en donde una mujer de mirada nostálgica espera a que aparezca el hombre que siempre ha amado, pero éste no parece llegar nunca, quizás porque su aspecto es una maldición que le doblega hacia una vida solitaria. La película es una obra maestra: "Porco Rosso".
Hay romances que no necesitan palabras, ni tan siquiera un corazón que acelere el pulso de los sentimientos. De esto saben mucho Wall-e y Eva, que nos regalaron una hermosa historia de amor entre circuitos y bailes entre la inmensidad de la estrellas. 
Comerse unos espaguetis a medias puede resultar inesperadamente de lo más romántico, cuando no importan los condicionantes sociales y otras ataduras estúpidas.
Aquí tenemos dos amores difíciles, entre una roja y un azul, y no, no es política, es la puesta al día de Romeo y Julieta, en versión gnomos de jardín.
Hay amores que son mentira y otros que se perciben casi al final, que van de puntillas, casi sin hacer ruido, que no hacen grandes demostraciones, pero que son de verdad. La película es "Frozen", un éxito sin paliativos y probablemente la  más vista de mis dos niñas, que persiguen el récord Guinness de visionado de un film de animación.
Yo no me fiaría mucho de un tipo que identifica su amor a primera vista con un zapato de cristal, y que estaría dispuesto a casarse con la primera a la que le siente bien, sea esta la Cenicienta o su madrastra. Es lo que tiene el amor, que te deja a veces un poco tonto. 
Dedicado a la Señora de Cahiers, por su paciencia infinita durante estos años, por ser capaz de acurrucarse junto a mí en tantas noches de cariño sincero.