Este año la Sección Oficial estaba llena de títulos arriesgados que podían sorprender o decepcionar. Por suerte la calidad de los trabajos ha sido alta. El riesgo ha traído buenos resultados. Lamentablemente muchos de esos proyectos injustamente se han quedado fuera del palmarés final cuyo jurado presidía el cineasta Bille August.
"I am not Madame Bovary" tiene la peculiaridad de que el espectador ve la película a través de un ojo de buey (un círculo). Es una crítica a la burocracia china a través de una mujer que se divorcia de manera ficticia para tener acceso a una vivienda destinada únicamente a solteros.
La mejor dirección para el coreano Hong Sang-soo por "Yourself and yours" se ha recibido algo mejor. Película social sobre las dificultades que se viven en una pareja donde ella es adicta al consumo de alcohol.
Se podría decir que ha habido unanimidad en la crítica a la hora de aplaudir el premio a mejor actor para Eduard Fernández por "El hombre de las mil caras". Su interpretación de Francisco Paesa, espía del CNI que ayudó en su huída al director de la guardia civil Luis Roldán, es simplemente perfecta.
Otra de las películas españolas a competición también ha tenido reconocimiento del jurado. El guión de "Que Dios nos perdone" que firma Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña ha recibido la Concha de forma merecida. Aunque este thriller policíaco donde dos inspectores buscan a un violador y asesino de ancianas tiene defectos, es de una valentía y fuerza indiscutibles.
Una de las grandes sorpresas ha sido descubrir que una de las menciones del jurado se dirigía a la película sueca "The giant" de Johannes Nyholm. Una película menor sobre un chico que tiene malformaciones físicas y carencias psíquicas y que encuentra en las competiciones de petanca una vía de escape. Realmente inconcebible. Diría que incluso los propios integrantes del equipo alucinaron cuando se vieron reflejados en el palmarés.
José Daniel Díaz