En primer lugar, quiero darle el pésame a todos los familiares de las víctimas del accidente de Santiago de Compostela. Poco, por no decir nada, se puede decir que alivie el dolor de la gente que, a estas horas, lloran a sus difuntos.
Este accidente me ha hecho pensar y mucho. Durante los próximos días, se sucederán declaraciones, primero de duelo y luego de caza de culpables. Se terminará culpando, probablemente, a los maquinistas. No digo que no tengan la culpa, digo que no lo sé e intuyo que tengan la culpa o no, les tocará “bailar con la más fea”.
Lo que más me preocupa es pensar que tal vez y solo tal vez, los recortes tengan algo que ver en todo esto, y lo que es peor, tengo la fatídica sensación de que estamos ante un suceso que podría repetirse, dios no lo quiera, con una frecuencia creciente en el futuro.
Gente obligada a trabajar más horas de las que les toca, menos personal en los sistemas de control, componentes de menor calidad, etc… todo esto es la cara oculta de unos recortes que se realizan en donde no se tienen que realizar para mantener lo que hace tiempo debería haberse eliminado.
En cualquier caso, esto sólo son impresiones que espero que sean equívocas. Lo dicho, mi más sentido pésame a los familiares y amigos de las víctimas de la tragedia.