del tejido onírico de este instante.
Pero mírate un momento;
voy a guardarte así eternamente
en la caja de Pandora de mis huesos.
Obsérvate mientras deposito
dos dedos en el lugar exacto de tu boca
que acaba de habitar mi hombría.
Contémplate hendiendo tu lengua en el centro
de mis labios donde reposaste hembra.
Escúchate lamiendo con gemidos
las paredes del sueño de los vivos.
Siéntete como yo te he sentido
derramando vida líquida entre el desvarío
incendiado del abrazo de tus muslos.
Sabe
que te has follado mis sueños
y
jodido mis pesadillas.