Pareja de 40 y 35 años. Acuden a consulta por mediación de la abogada de ella. El ha sido denunciado varias veces por malos tratos. En varias ocasiones ella le puso denuncia que luego retiró. Siempre le perdona y es ella la que siempre incumplía la orden de alejamiento impuestas por una Jueza sobre él. La Jueza, cansada de la actitud de ella repetitiva, de siempre perdonarle llega incluso a echarla de la sala y decirle que lo que necesita es ayuda terapéutica.
La pareja comienza su tratamiento por separado. Resultados de las entrevistas. Ella reconoce quererlo, que es el único hombre de su vida, que tiene una fuerte dependencia a él pero tiene celos que la llevan a sospechar que él tiene relaciones con otras mujeres. No puede asegurar que sea verdad lo que piensa porque nunca encontró pruebas que justificara la supuesta infidelidad de él. Sin embargo, sus celos le llevan a maltratarlo, a retirarle el amor, el sexo e incluso a increparle a través de palabras ofensivas respecto a su virilidad hasta que él cansado de la actitud “ machacona” de ella termina golpeándola. Luego se arrepiente y hacen el amor como si fuera la primera vez y pasan una fase de “ luna de miel “ donde se sienten mas felices que nunca, hasta que el ciclo se repite. Ella dice que lo denuncia porque se lo aconseja su madre y sus amigas pero que una vez que a él le encarcelaron en el calabozo o pueden encarcelarlo verdaderamente, retira todos los cargos hacia él porque es mas fuerte lo que siente que el maltrato que recibe inducido por ella.
El hombre comienza diciendo que también la quiere. Tiene un hijo de su anterior pareja y que hace todo lo posible por tenerla contenta, trabaja, la da todo lo que ella pide y que la ama, pero nunca la fue infiel y reconoce que ella es cruel con él. No entiende sus celos delirantes y no tolera la actitud pesada y agresiva que tiene hacia él cuando lo instiga hasta que pierde el control y la golpea. Y lo que no soporta es el desprecio que muestra hacia su hijo. “ Parece como si la gustara y que ella tiene algo de masoquista”. Sin embargo, el no quiere continuar mas con este tipo de relación y ha sido el que ha dicho de separarse. Esta decisión casi le vuelve loca a ella y volvió a desencadenar en una fuerte pelea donde ambos se agredieron mutuamente pero esta vez no hubo denuncia ya que la propia policía conoce a la pareja y es una historia que viene repitiéndose durante varios meses. El hombre decide separarse porque cree que ella va a ser su ruina. Dice que el grado de nerviosismo que le produce es tan grande que tiene temor verdadero a que un día pueda verdaderamente agredirla y matarla pues le da la sensación de que ella lo buscara.
En el psicoanálisis de ella, se descubre que desde su mas temprana infancia ella tenía un carácter de rivalidad y rebeldía hacia la madre que le hacía ser castigada y pegada por el padre. Dicha rivalidad procedía del Complejo de Edipo, donde presa de los celos que le supuso el descubrimiento de la relaciones sexuales de sus padres, empezó a odiar a su madre y del deseo inconsciente que sentía hacia el padre, la única manera que tenía de ser “ tocada “ por su padre, eran a través de la búsqueda del dolor que le proporcionaba el ser golpeada por el padre una vez instigado. La paciente, desde niña, había desarrollado una sexualidad precoz caracterizada por un goce que hallaba en el ser pegada por el padre. Dicha sexualidad era del orden de un masoquismo erógeno infantil que se había prolongado hasta la edad adulta. De manera que en la relación con su pareja actual, ella repetía con el marido la misma situación que había tenido con sus padres en la infancia. En el acto de molestar al marido, éste, era para ella la figura de la madre y cuando él la golpeaba, éste era la figura del padre. La paciente, en su relación de pareja, había vuelto a encontrar el goce infantil que experimentaba cuando presa de los celos, odió a su madre y deseando a su padre, nunca le perdono dicha infidelidad con su madre, ya que la paciente, por aquella época se hallaba fuertemente enamorada de la figura paterna.