Distancia, excentricidad orbital y tamaño
"Para que un planeta sea habitable (con temperatura adecuada para mantener agua líquida en la superficie), la combinación de su distancia a la estrella y la excentricidad orbital tendría que ser la adecuada para que recibiera la cantidad correcta de luz y calor a lo largo del año para mantener agua líquida", explica Sagear a SINC.
La zona habitable en la que puede estar un planeta alrededor de una enana M suele situarse a una distancia de entre 5 y 30 millones de kilómetros de su estrella. Por comparar, 93 millones de kilómetros separan a la Tierra del Sol.
"Pensamos que las órbitas circulares son mejores para la habitabilidad, pero no es una regla definitiva", aclara la astrónoma, y explica: "Las estrellas enanas M tienen temperaturas mucho más frías que otras como nuestro Sol, por lo que la zona habitable es bastante estrecha. Incluso una excentricidad orbital modesta podría hacer que un planeta entrara y saliera de esa zona durante su órbita, volviéndolo demasiado caliente o frío para albergar vida la mayor parte del tiempo".
"Pero lo contrario también es cierto", añade. "Para un planeta que parece estar demasiado lejos de su estrella como para albergar vida, una órbita excéntrica podría acercarlo a su estrella durante parte del año, el tiempo suficiente como para calentarlo y que mantenga una temperatura habitable", según indica la científica.
El ejemplo del exoplaneta Kepler-186 f
Un ejemplo de mundo potencialmente habitable en la muestra analizada es Kepler-186 f. Ya se pensaba que, probablemente, la órbita de este exoplaneta pasase por una estrecha zona habitable, pero las investigadoras han descubierto que, además, es muy posible que sea circular, lo que aumenta sus posibilidades de habitabilidad al no salirse del área favorable. Otro ejemplo parecido es el planeta Kepler-296 f.
Respecto a las dimensiones, "para que un planeta sea habitable, debería tener un tamaño similar al de la Tierra", señala Sagear. "Y esto se debe a que los más pequeños tienden a ser rocosos, mientras que los planetas mucho más grandes probablemente estén hechos de gas, como los gigantes gaseosos de nuestro sistema solar, por ejemplo, Júpiter y Saturno", agrega.
Más posibilidad de habitabilidad si hay varios planetas
Sagear y Ballard también han descubierto que las estrellas con múltiples planetas son las más propensas a tener el tipo de órbitas circulares que les permiten retener agua líquida. Las que cuentan con un solo planeta resultan más propensas a sufrir las mareas extremas que esterilizarían su superficie.
Dado que un tercio de los planetas de esta pequeña muestra mostraban órbitas lo suficientemente suaves como para albergar potencialmente agua líquida, según la autoras, eso significa que la Vía Láctea probablemente tiene cientos de millones de objetivos prometedores para sondear en busca de señales de vida fuera de nuestro sistema solar.