Las Joyas de la Corona, la colección más valiosa de la actualidad, tradicionalmente se han guardado custodiadas por los Beefeaters en la Torre de Londres y donde en la actualidad se pueden visitar. Pero durante la Segunda Guerra Mundial no era suficiente. Una bóveda de seguridad o una caja fuerte no eran suficientes. El Rey Jorge VI, padre de la actual reina, Isabel II, recurrió a un sistema poco ortodoxo para esconder las joyas: una sencilla lata de galletas de Fortt's Original Bath Oliver Biscuits.
En el más absoluto secreto se excavó una cámara, protegida con una puerta de acero, junto a una de las salidas secretas del castillo de Windsor, donde se ocultó la caja. Para evitar que el lugar fuera descubierto por posibles espías nazis, la cámara secreta se construía de noche.
El castillo también sirvió de refugio a los miembros de la Casa Real durante la Segunda Guerra Mundial, para alejarse de los bombardeos del Blitz. Entre ellos la entonces princesa Isabel que sirvió como conductora y mecánica de ambulancias en el Women’s Auxiliary Territorial Service, con 18 años. Siendo la única mujer miembro de la familia real que ingresó a las fuerzas armadas y la única cabeza de estado que sirvió en la Segunda Guerra Mundial.
La Reina Isabel II desconocía los detalles hasta que el periodista especializado en la Corona, Alastair Bruce se lo contara para la realización del documental de la BBC, "The Coronation", realizado por el 65 aniversario de su coronación.
Para saber más:
El Ibérico
BBC
Movistar (documental)
Mashable
La Vanguardia