- ¡Un tiburón! ¡Un tiburón!, se empezó a escuchar.Si claro, pensé. Y Spiderman.Era curioso ver el mar vacío y la playa a tope de gente mirando todos en la misma dirección.Al segundo aparece una vigilante, que son igual que los de las pelis, y dice:- ¿Pero que hacéis? ¿Estáis tontos o qué os pasa?, decía la súper rubia agarrando esa cosa roja que llevan en la mano que no sé muy bienpara que sirve.- ¡Que hay un tiburón!, le contestan de lejos.- ¡Qué tiburón ni que ocho cuartos! ¡Es un manatí! Un indefenso manatí, y ya se ha ido del susto que se ha llevado con tanto grito, decía mientras se sacaba las braguitas de biquini del culo.- ¡Todo el mundo al agua de nuevo! ¡Ya! Que parece que tenéis ganas de que venga un tiburón de verdad. Y por lo menos hoy era un manatí, ¡porque ayer fue un cartón!
Menuda mala leche se gastaba la rubia, con lo mona que es.
Yo me estoy bañando y me aparece semejante bicho al lado y la que puedo organizar pasa a la historia de Miami. Que un manatí no te comerá (o igual sí) pero asustar, asusta un huevo. ¿O no?