Un tirón de orejas a Mario Bunge (con todo el cariño)

Publicado el 31 octubre 2013 por José Luis Ferreira

Mario Bunge, gran filósofo cuyos ensayos sobre el método científico llevan años encima de mi escritorio y cuyos escritos sobre ciencia y pseudociencia son de necesaria lectura, en su libro "Las pseudociencias ¡vaya timo!", escribe:
"...todos los estudiantes de económicas y empresariales deben estudiar microeconomía neoclásica. Sin embargo, es improbable que usen dicha teoría para abordar algún problema económico de la vida real. La razón de tal inutilidad es que algunos de los postulados de esa teoría son abiertamente irreales, otros excesivamente difusos y difícilmente comprobables. En efecto, la teoría supone que todos los actores del mercado son libres, mutuamente independientes, perfectamente bien informados, igualmente poderosos, inmunes a la política y completamente racionales, es decir, capaces de elegir la opción que con mayor probabilidad maximizará la utilidad esperada. Pero el mercado real está poblado de individuos y empresas que poseen una información imperfecta y, lejos de ser completamente libres, pertenecen a redes sociales o a monopolios." (pag. 59)
¿Qué hay de cierto en todo esto?
La verdad es que muy poco. Vayamos por partes.
1. La microeconomía neoclásica es una primera aproximación a la Economía moderna. Sería el equivalente a aprender la Mecánica clásica de Newton. Ya sabemos que es una descripción muy incompleta de la Física, pero tiene muchísima utilidad. La microeconomía neoclásica también la tiene. Con ella en la mano los actuales gobernantes de Venezuela o de Argentina podrían estar evitando muchos problemas que ahora padecen sus ciudadanos. ¿Inútil? No lo creo.
2. La microeconomía neoclásica no hace los supuestos que señala Bunge. Esos supuestos se hacen en el modelo de mercados competitivos. Que yo sepa los neoclásicos se ocupaban de muchos otros mecanismos económicos. Hablaban de monopolios y oligopolios, (por ejemplo: Joan Robinson y Edward Chamberlin), y hacían sus pinitos con las externalidades (Arthur Pigou) y bienes públicos (Erik Lindahl), con el tratamiento de la incertidumbre (Louise Bachelier) y con la economía de los recursos naturales (Harold Hotelling). Es cierto que lo hacían sin tener un modelo en el que se pudiera englobar todo, pero no llegaban a ser el hombre de paja que se hace de ellos.
El tirón de orejas por el comentario anterior llega hasta aquí. Lo que sigue intenta ser una guía para quien esté tentado deducir cosas sobre la Economía moderna a cuenta de las críticas a un modelo neoclásico.
3. La microeconomía moderna sí ofrece un tratamiento unificado del mecanismo de mercado y de los fallos de mercado: competencia imperfecta, externalidades, bienes públicos y problemas de información (cuando hay incertidumbre simétrica o asimétrica). Bunge debería estar contento de saber que en cada uno de estos temas se retiran algunos de los supuestos irreales que correctamente señala. Además, ha sentado las bases para que la macroeconomía moderna tenga su fundamento microeconómico, no como en la síntesis neoclásica, que tomaba la micro neoclásica por una parte y la macro keynesiana por otra.
4. La microeconomía moderna, además, ha explorado alternativas al comportamiento racional y ha postulado modelos de comportamiento económico basados en adaptación, imitación, evolución, dinámicas sociales, aprendizaje, racionalidad limitada, etc. A pesar de que hayan podido tener éxito para explicar algunos aspectos de la realidad económica, ninguno ha llegado a abarcar y explicar tanto como lo que consigue la Economía moderna. Es más, a pesar de que la versión estándar de esta teoría efectivamente asuma individuos racionales, este supuesto es suficiente, pero no necesario. Para unos cuantos modelos casi las mismas conclusiones se derivan de supuestos mucho menos restrictivos, como señalé aquí y aquí.
5. En cualquier caso, cualquier teoría alternativa deberá mantener muchas de las conclusiones de la Economía moderna (de las cuales unas cuantas ya estaban en el modelo neoclásico) puesto que explican muy bien muchas regularidades económicas observadas. En cuanto tengamos una mejor, aunque sea una teoría parcial, seré el primero en alegrarme y en aceptarla.
6. Ocurre con demasiada frecuencia que cuando alguien critica la Economía se queda en una visión muy distorsionada de lo que es. Criticar la Economía porque un modelo antiguo y específico para unas situaciones peca de irreal para aplicarse a toda la economía es, por lo menos, errar el tiro.
P.D.: Tenía casi terminada esta entrada cuando, por twitter, @ptarra (el autor de Porque no puedo estar callado) tuitea este enlace, que no puedo sino comparar con este otro. ¡Bunge cae en todos los tópicos de una mala crítica a la Economía!
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------Hace tres años en el blog: Pregunta para físicos (2).------------------------------------------------------------------------------------------------------------