Los inmigrantes indocumentados han sido estigmatizados de diferentes maneras, los han señalado desde sucios hasta borrachos y este titular contribuye de alguna manera a fundamentar esa estigmatización. ¿Qué es más importante? ¿Tener un documento para poder trabajar? ¿Tener una ley flexible que permita incentivar el turismo? o ¿Quizás tener un documento para poder comprar un trago? La nota al interior del semanario gira en torno a la frustración de la nueva “mayor de edad” por no haber podido comprar unas margaritas en un restaurant de la ciudad de Marietta en los alrededores de Atlanta, aduciendo inclusive que se sintió discriminada.
La ley en esa ciudad, inflexible por cierto como todas las leyes estadounidenses, solo permiten validar la mayoría de edad con documentos norteamericanos, no aceptan documentos de otros países y es que el expender licor a un menor de edad es un delito criminal (penal) que se puede pagar hasta con la cárcel y que queda impregnado en los récords personales de por vida.
La nota pudo haber sido tratada de otra manera, se le pudo haber dado una óptica desde el punto de vista del negocio o del turismo, sin embargo el semanario no dudo en apelar al amarillismo, claro, lamentablemente aquí también en los Estados Unidos nos ven como personas de segunda clase a los que se les puede manipular con titulares tendenciosos, y no dejan de tener razón, la ignorancia dentro de la comunidad hispana es preocupante por eso en este país, programas como el de Laura Bozzo o la Dra. Polo tienen altísimos índices de sintonía.
Sin embargo en el mismo semanario encontré una nota sobre una estudiante hispana indocumentada de 18 años quien ha desarrollado una guía para todos aquellos que se encuentran en su misma condición y que desean ir a estudiar a la universidad, dando de esta manera la oportunidad de estudiar a muchos que no pueden hacerlo, claro, esto para el semanario no es tan importante como la necesidad de comprar unas margaritas.
En el Perú se le ha denominado a este tipo de prensa como “piojosos”, pues “piojosos” hay en todos lados y cada vez en mayor cantidad, inclusive dominan rotativas y editoriales, han convertido la noble profesión del periodismo en un negocio mercantilista donde más importa un titular que venda, que informar objetivamente o a darle un trato decente a cualquier noticia.
Para Mundo Hispánico es más importante tomar unas margaritas que poder ir a la universidad a estudiar, seguro, así aumentan su mercado de lectores cada vez más ignorantes y cada vez más adictos a la prensa basura, cada vez menos cultos y cada vez más llenos de prejuicios como si el mundo fuera una novela mexicana tan embrutecedora como sus propios titulares.