Os muestro también cómo cambiando un poco los complementos tenemos un outfit que vale para estos últimos días de buen tiempo, pero también para algo más adelante.
¿Se quedan a verlo?
1. El look.
Como suele ser habitual en mi, comencé por la manicura. Y viendo que me gustaba pero era bastante llamativa, decidí utilizar los mismos tonos en maquillaje pero de una manera mucho más discreta.
De este modo, en lugar de centrar el maquillaje de ojos en el tono dorado que usé para la manicura, le dí a este color un papel secundario pero que me gustó por el halo de luminosidad que deja. Se trata de un doble delineado en el que el dorado queda muy fino sobre el trazo negro, y siendo discreto, aporta un punto de luz a los ojos que me pareció muy bonito. Os cuento cómo lo hice.
Lo primero que hice fue trabajar los párpados con sombras nude: un tono piel en en párpado móvil, marrón medio para marcar la cuenca y vainilla en el arco de la ceja; las sombras son de mi paleta de neutros de Zoeva. A continuación perfilé el párpado superior y marqué el lagrimal con dorado de un lápiz de Yves Rocher. A ras de pestañas inferiores utilicé un lápiz color whiskey (marrón con subtono dorado). Reforcé el dorado con pigmento de MAC. Sobre este trazo perfilé con negro a ras de pestañas superiores y marqué con beige la waterline.
2. La manicura.
Una capa de top coat, y eso fue todo. Os dejo imagen de los enseres...
3. El vestido: De verano a otoño.
Espero que os haya gustado. BESOS!