'Un tranvía llamado deseo' de Tennessee Williams, dirigida por Mario Gas en el Teatro Español

Por Carol

Lo malo de ir a ver una obra de teatro de la que se hizo en su momento una película tan excepcional e inolvidable como Un tranvía llamado deseo es que es inevitable que decepcione, y eso que fui con todas las ganas del mundo, dispuesta a que me gustara, sin prejuicios, sin volver a ver la peli antes, intentando no pensar en el maravilloso Marlon Brando, aún con todo, dio igual. Brando viene a la mente todo el rato, especialmente porque el actor que encarna el papel de Stanley Kowalski no está a la altura de la situación. Pero vayamos por partes. La obra original, escrita por Tennessee Williams y por la que logró el Pulitzer en 1948, cuenta la trágica historia de Blanche DuBois, egocéntrica, presumida, alcohólica y algo desequilibrada, quien llega a casa de su hermana pequeña Stella tras haber perdido la gran mansión sureña de la familia. Además, Blanche huye de algo oscuro y se queda a vivir unos días en el pequeño apartamento de su hermana donde apenas hay sitio para ellas dos y el marido de Stella, Stanley Kowalsky, un obrero de origen polaco. La tensión entre los tres será inevitable, y acabará degenerando en un final imprevisto. El brutal choque entre el viejo mundo encarnado por las dos hermanas sureñas, y el nuevo, en manos de los hijos de los inmigrantes que están construyendo el país con sus manos, la sexualidad reprimida, la homosexualidad totalmente vetada o la hipocresía, son algunos de los temas de la obra. Quienes aún no hayáis visto la genial película dirigida por Elia Kazan, protagonizada por Marlon Brando y Vivien Leigh, no podéis perdérosla, es una de esas películas que no se olvidan nunca. 

Pero volviendo a la obra teatral, he de decir que el director, Mario Gas, es uno de mis favoritos, del que disfruté mucho obras como Las Troyanas o Muerte de un viajante, y que su trabajo en esta obra sigue siendo excelente. La escenografía, consistente únicamente en la casa de los Kowalski perfectamente amueblada, una utilización de la música y de una pantalla donde se proyectan imágenes de la época, nos trasladan a la perfección a ese barrio de familias humildes, al que irónicamente se llega con un tranvía de nombre Deseo. El problema es que la obra es muy fiel a la película, no he leído la obra de Williams, pero algunos gestos están calcados del film. De los actores tan sólo destacaría a Vicky Peña, a la altura de una Blanche desquiciada. Sin embargo, Ariadna Gil me ha supuesto una gran decepción, siempre me ha parecido una actriz muy seca y carente de expresión, y es cierto que no puede decirse que lo haga mal, está correcta, sin más. Lo malo es que el papel no le pega nada, Stella es joven, un poco gordita, nada agraciada físicamente, débil de carácter y está totalmente subyugada por su marido. La pareja que hacen Ariadna Gil y Roberto Álamo está totalmente descompensada, ni ella es una jovencita ni podemos creernos que sea apocada o acomplejada. Ni que decir tiene que Roberto Álamo no da el perfil de Stanley ni de lejos. La idea es la de un hombre primario y brutal, que a pesar de comportarse como un auténtico animal, posee un atractivo sexual del que no pueden sustraerse ni Stella ni Blanche, ni siquiera las espectadoras por muy repugnante que resulte en otros momentos. Álamo resulta apocado, incluso un poco aburrido a veces, físicamente no da la talla y cuando grita no asusta a nadie, no resulta creíble en ningún momento. Brando asustaba, estremecía, le odiabas y le deseabas con la misma intensidad que las protagonistas. Eso, tan importante para el desarrollo de la historia, no se da en ningún momento en la obra. Personalmente ha supuesto una decepción, aunque es cierto que  la obra es entretenida y que se pasa un buen rato, pero como digo, las comparaciones, y más en este caso, sin odiosas. La obra puede verse en el Teatro Español de Madrid (calle Príncipe, 25) hasta el 10 de abril. A partir de esa fecha iniciará una gira por toda España que incluye: el 14 de abril el Teatro Palacio Valdés de Avilés; del 29 de abril al 1 de mayo el Teatro Arriaga de Bilbao; y del 3 al 5 de junio la Sala Cuyás en Las Palmas de Gran Canaria; además, seguro que se confirman más fechas y ciudades, así que si os interesa no dejéis de estar atentos.
A tod@s muchísimas gracias por vuestras palabras en la entrada anterior, no podéis imaginar el apoyo que suponen en momentos en los que estoy más cansada, aburrida de todo, desanimada y sin ganas de nada. La semana pasada cuando escribí esa entrada tenía ganas de cerrar el blog, comenzar con otros proyectos, qué se yo. Pero vuelvo con las pilas cargadas y solo puedo daros las gracias por ello.