- ¡Un mes se pasa pronto! -le dice con voz gutural al joven hijo del vecino, rompiéndole la alegría de las recién estrenadas vacaciones.
La silla, sede canicular, preside la pequeña terraza y desde ahí, imagino, pasará un canal tras otro del televisor en la noche, cuando los niños dejan a los mayores y la reloj va más fresco.
- Trae una cerveza, cariño -le dice a ella, que no tiene silla...