Un Trump español

Publicado el 12 noviembre 2016 por Cronicasbarbaras

Si Mariano Rajoy fuera como Donald Trump presumiría de la petición que acaba de presentar el fiscal de condena a prisión permanente revisable para David Oubel, asesino confeso con una sierra radial de sus dos hijas, de nueve y cuatro años, en su vivienda de Moraña, Pontevedra, el 31 de julio de 2015.

Oubel descuartizó y sacrificó ritualmente a sus niñas posiblemente en honor, en aras fáunicas de un amante homosexual, según distintos expertos en crímenes de infinita perversidad.

La demanda de esta pena es la primera al amparo de la reforma del Código Penal que se había aprobado treinta días antes de los crímenes gracias a la mayoría absoluta del PP, pero contra toda la oposición, que le llamó carceleros y hasta nazis a Rajoy y a los miembros de su partido.

En un país como España, sin pena de muerte ni cadena perpetua, no existían grandes condenas para castigar crímenes horrendos, incluso genocidios, y aunque la “permanente revisable” no será mucho más larga que la habitual, sirve para atenuar propagandísticamente una indignación muy generalizada contra la suavidad de nuestras leyes.

En muchos Estados de EE.UU. persiste la pena de muerte y abundan las cadenas perpetuas, por lo que Trump no incidió mucho en esos castigos, aunque prometió reclamar legislaciones más duras para todo tipo de delitos.

Pero su mayor éxito electoral, también entre negros e hispanos, lo logró al ofrecer la expulsión de inmigrantes indocumentados y no admitir más inmigrantes musulmanes.

Aquí no se llegará tan lejos; pero obtendría muchos votos quien, con don de gentes como Trump, exigiera leyes penales más duras, y además la expulsión instantánea de inmigrantes delincuentes, malhechores transeúntes este-europeos, maras latinas e imanes que predican desigualdad de sexos y la yihad, peligrosos personajes que viven entre nosotros.

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SALAS