Un último estudio subraya el incremento de la resistencia de las chinches a los insecticidas

Publicado el 15 noviembre 2024 por Comunicae @comunicae

Las chinches son insectos parásitos hematófagos, es decir, que se alimentan de la sangre de las personas, aunque también pueden picar a otros mamíferos o aves. En España la especie de chinche que predomina es la Cimex lectularius, también conocida como chinche de cama: puede adherirse a la ropa, muebles o equipaje y ser inadvertidamente transportada a cualquier lugar al que se trasladen estos objetos. De hecho, este suele ser su hábitat preferente; camas, pero también muebles, sofás, ropa y otros enseres habituales en hoteles, hospitales, residencias, refugios o viviendas particulares.

Estos parásitos se consideran una plaga perjudicial para la salud, ya que —aunque no sean vectores de enfermedades infecciosas como los mosquitos o las garrapatas—, sus picaduras, además de ser molestas, pueden producir hinchazón, enrojecimiento de la piel, picazón, urticaria, ampollas, e incluso afectar a nivel emocional a las personas afectadas mediante procesos de ansiedad e insomnio cuando sus viviendas están afectadas. De igual modo, es una plaga difícil de eliminar, porque se adapta rápidamente a los insecticidas y puede proliferar rápidamente en lugares con alta densidad poblacional y altos índices de movilidad. Quizás el ejemplo más conocido sea precisamente el caso de la gran plaga de chinches que hubo hace unos meses en Francia, donde tuvo que intervenir tanto el Ayuntamiento de París como el Gobierno, porque la plaga afectó a varias ciudades del país galo. 

Es en este contexto de la proliferación de plagas de chinches en todo el mundo donde surge un estudio pionero publicado hace unas semanas por la Entomological Society of America en el cual han colaborado dos empresas de control de plagas españolas —Rentokil Initial y Lokimica—. La investigación ha recolectado hasta 99 muestras de chinches de diferentes regiones y países como España, Estados Unidos, México, Suiza, Colombia, República Checa o Hong Kong para determinar si las chinches eran cada vez más resistentes o no a los insecticidas.  

El estudio —que ha combinado métodos morfológicos, genéticos, bioquímicos y filogenéticos para proporcionar una visión integral de los mecanismos de resistencia en chinches— señala que ha aumentado el índice de mutaciones de resistencia y mecanismos de detoxificación en diversas regiones como en España, lo que subraya la necesidad de una gestión de plagas adaptada a estos nuevos perfiles de resistencia. 

Rubén Bueno, entomólogo y director técnico del centro europeo de control vectorial de Rentokil Initial, es uno de los autores de dicho estudio y señala que, de ahora en adelante, para abordar las plagas de chinches, serán claves los tratamientos de calor, ya que su efectividad es mayor y, además, son menos contaminantes. Estos tratamientos consisten en incrementar de forma controlada la temperatura de los ambientes contaminados por chinches, a través de diferentes técnicas y herramientas de precisión. Entre las ventajas de estos tratamientos térmicos está el hecho de que su eficacia es indemne a posibles fenómenos de resistencia en las poblaciones de chinches, porque al no actuar mediante productos químicos, las chinches no son capaces de resistir a dichas intervenciones térmicas de choque. Además, con los tratamientos de calor conseguimos generar letalidad contra todas las formas de ciclos biológicos de las chinches, no solo frente a ninfas y adultos, sino también frente a los huevos; rediciendo así el riesgo de reinfecciones transcurridos ciertos días tras el tratamiento. En definitiva, son soluciones más efectivas, más seguras, más respetuosas medioambientalmente y, por tanto, también más económicas a medio y largo plazo para todos sus clientes.