Desinformación. El papelón comunicacional del Gobierno en torno a la salud de Cristina dio la vuelta al mundo.
De haber sido menos categórico el resultado de aquellas elecciones, quienes ocupan espacios en el mundillo oficialista entenderían que les convendría disciplinarse, pero puesto que no hay oposición, “el pueblo” los apoya y, como todos saben, quienes critican al gobierno de Cristina son mercenarios miserables al servicio de corporaciones malignas que pronto recibirán su merecido, dan por descontado que podrán hacer cuanto se les ocurra.
Parecería, pues, que el estado de ánimo que rige hoy en día en el oficialismo se asemeja mucho al imperante a mediados de los años noventa cuando, para desconcierto de los opositores, los menemistas se anotaban un triunfo tras otros, lo que no debería motivar sorpresa ya que, las pretensiones ideológicas de los protagonistas aparte, se trata de la misma cultura política y, en muchos casos, de las mismas personas. Así las cosas, es de prever que en las semanas próximas se multipliquen los escándalos de diverso tipo; como dijo una vez un experto en la materia, el empresario Alfredo Yabrán, el poder significa impunidad.
Mientras tanto, los “militantes” del cristinismo continuarán procurando aprovechar en beneficio propio el capital político acumulado por su jefa sin hacer el menor esfuerzo por ocultarlo. Por ser tan extraordinariamente hermético el círculo áulico de la Presidenta, y tan proclives los deseosos de formar parte de la nueva elite a entregarse a intrigas bizantinas, hay más rumores que certezas acerca de los que está sucediendo en la corte de Cristina, pero no hay duda de que están en alza las acciones de Máximo Kirchner, el equivalente nacional del flamante mandamás norcoreano Kim Jong-un, el joven rechoncho –en un país de flacos esqueléticos– de menos de treinta años que heredó el trono del reino comunista de su papá Kim Jong-il. Por fortuna, la monarquía popular argentina es menos fuerte que la de Corea del Norte y la carrera política de Máximo podría ser aún más breve que la de otros hijos del poder que durante algunos meses consiguieron motivar la atención de los interesados en las vicisitudes de la interna del oficialismo de turno, pero el que el primogénito de los Kirchner desempeñe un papel significante en el entorno presidencial nos dice mucho sobre la evolución reciente de la variante argentina del sistema democrático.
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