Un viaje de ensueño

Por Educandonaturaleza @educando_ntza

Quiero compartir con vosotros la experiencia de  mi último viaje, el que hace unos días tuve el inmenso placer de compartir con toda mi familia. El pasado 3 de Marzo pusimos rumbo a la tierra natal de Papá Noel, el lugar que todo niño desde pequeño sueña en visitar.

Hace unos días ese sueño se hizo realidad para todos los que allí viajamos, y todo fue gracias a mi padre al que con todo mi cariño dedico este post.

Nuestro avión despegó puntual con destino a Helsinki, capital de Finlandia, para desde allí poner rumbo a Rovaniemi, capital de la Provincia de Laponia, situada en el Círculo Polar Ártico, conocida mundialmente por ser el hogar de papá Noel y también por ser uno de los pocos lugares del mundo donde aún podemos encontrar naturaleza intacta.

Nada más cruzar la entrada a la Aldea te informan que acabas de cruzar la línea imaginaria del círculo polar ártico.

El Círculo Polar Ártico pasa justo por esta pequeña aldea de las de tierras nórdicas, y es puerta de entrada al Reino del Norte. En esta zona, por encima del Circulo Polar, en verano el sol no se pone, lo que se conoce como “sol de medianoche”. En invierno sucede lo contrario, durante una época determinada el sol no llega a subir por encima del horizonte.

He de deciros, sobre todo para todo aquel que lea esto y tenga pensado visitar algún día esta región, que sin ninguna duda la mejor opción para alojarse en Rovaniemi es en una de las cabañas de la aldea de Papá Noel, sobre todo si se va con niños.

Nosotros tuvimos la suerte de alojarnos en una de ellas y os puedo asegurar que tiene todo tipo de comodidades, empezando por la calefacción con la que no pasas el más mínimo frío, la sauna incorporada que tienen todas las habitaciones, una pequeña cocinita, cafetera disponible para los más madrugadores, trineos, y carritos-trineos con los que llevar a los más pequeños de paseo por la aldea. A pesar de que la época en la que hemos decidido viajar hasta allí no es la de Navidad, la aldea consigue encandilarte porque tiene una magia y encanto muy especial.

Había nieve por todas partes, así que los niños lo pasaron de miedo y disfrutaron muchísimo revolcándose en la nieve y deslizándose por los toboganes de hielo, los niños y los mayores también!.

Por supuesto no faltó la visita de Papá Noel. Le vimos llegar por la ventana arrastrando un trineo con sacos de regalos. Llamó a nuestra puerta y entró un papá Noel de dimensiones XXL que nos dejó a grandes y pequeños con la boca abierta. Estuvimos charlando un ratito con él y por fin llegó el momento más esperado para los niños, abrió sus sacos para ver si en alguno de ellos había un regalo para ellos. Nos dijo que sólo los niños que son buenos pueden recibir regalos fuera de las fechas de Navidad. Durante este corto periodo que ha transcurrido desde Navidad han debido ser buenos, porque dentro de su saco había un regalo con su nombre para cada uno de ellos. El regalo que escogió Papa Noel para premiar su buen comportamiento fue un peluche de Husky. Esa misma noche hicieron un hueco en sus camas para compartir sueños con su recién estrenado amigo. Daría todo por saber lo que soñarían aquella noche.

Una de las actividades más divertidas y que recomiendo a todo el que vaya, es el paseo en trineo tirado por Huskys. Una auténtica maravilla. Antes de iniciar el paseo te explican cómo conducir el trineo, toda una ciencia. Una vez que nos dieron las instrucciones precisas y organizamos los equipos, nos dirigimos hacia el punto de salida del recorrido. A medida que nos íbamos acercando oíamos cada vez más fuerte los aullidos de los Huskys, nos estaban esperando!. Quizá alguno no lo crea, pero estos animales están hechos para tirar del trineo. Pudimos darnos cuenta de ello porque una vez que nos subimos al trineo y decidimos iniciar la marcha cesaron los aullidos y empezaron a correr con una energía arrolladora que a todos nos dejó sin palabras. Cada vez que parábamos para tomar alguna foto, volvían a aullar mirando hacia atrás, como queriendo buscar una explicación del porqué de esa parada. En cuanto el trineo volvía a ponerse en marcha volvían a cesar los aullidos, se hacía el silencio total. Una experiencia única el recorrer esos bosques nevados con el único sonido del deslizar del trineo sobre la nieve, espectacular!.

      

Nuestra siguiente actividad fue recorrer en moto de nieve la distancia entre Rovaniemi y una granja de renos. Tras otra intensa explicación sobre la conducción de este nuevo artefacto, nos pusimos en marcha cruzando en primer lugar un lago helado y poco después unos bosques nevados de auténtico cuento de hadas. En la granja de Renos también aprendimos a conducir un trineo, esta vez tirado por Renos. Uno de los renos que nos tocó de piloto parecía no querer trabajar ese día, nos dijeron que a 2 grados bajo cero que nos encontrábamos, el reno tenía calor y por eso no tenía ganas de andar. Las condiciones óptimas de estos animales son 25 grados bajo cero. Después de este corto aunque divertidísimo trayecto con los renos, nos dieron un carnet con licencia para conducir trineos con renos, “Reindeer Driving Licence”. No se si alguna vez tendré que hacer uso de él, pero por si acaso la licencia es válida para 5 años.

En la misma granja de renos nos sirvieron la comida, probamos los platos típicos de la región, una crema de champiñones, el popular salmón con salsa de frutos rojos, el típico pan finés y un pastel elaborado con unos frutos muy ricos.

El día acabó con una estupenda cena en “Nili”, un conocido restaurante de Rovaniemi con un acogedor acabado interior de madera. Probamos la famosa carne de reno cocinada de distintas maneras, una delicia al paladar acompañada de una cuidada presentación.

 

El día siguiente empezó con otra de las actividades que uno no debe perderse si viaja hasta Laponia, el paseo en rompehielos, otra experiencia única.

 

Subimos abordo del Sampo, el único rompehielos turístico del mundo, que tras 30 años bajo el gobierno finlandés manteniendo las comunicaciones durante los inviernos del Báltico, lo han remodelado y convertido en atracción turística para la ciudad de Kemi.

Este rompehielos pesa 3 veces más que un carguero convencional y su casco tiene forma redondeada, de manera que su forma de avanzar sobre el hielo es deslizarse encima de él y romper la placa de hielo por el propio peso, aunque para esta tarea también es fundamental la energía de sus motores.

Una vez que el barco inicia su recorrido y tras pasear por su cubierta bien abrigaditos para hacer las oportunas fotos, te dan una explicación muy completa sobre el barco. Nos explicaron que los motores diésel y eléctricos del Sampo consiguen una potencia tres veces superior a la de un barco de carga y que la producción de electricidad, de seis megavatios, iguala en consumo a la de la ciudad de Kemi, de 23.400 habitantes. También realizamos una visita guiada a la sala de máquinas y el puente de mando.

 

Una vez terminada la explicación ofrecen la comida abordo, un menú muy rico elaborado por los propios cocineros del barco. El comedor estaba en la planta baja, así que mientras comíamos pudimos sentir el crujir de la placa de hielo bajo nuestros pies.

Tras la comida, el barco para sus motores y te permiten bajar para dar un paseo sobre el mar helado. Mar, que por cierto, es el único que se hiela en Europa durante el invierno. Uno de los motivos por el que éste mar se hiela, además de por la temperatura, es su baja salinidad. Este hecho se explica por su alta latitud (experimenta poca evaporación), combinado con un gran aporte de agua dulce de los ríos, que, debido a la estrechez de su comunicación con el océano, es muy difícil de evacuar y renovar con agua salada.

Una sensación muy especial el imaginar qué habrá en las profundidades de ese mar que se encuentra allí mismo bajo tus pies. No menos inquietante fue observar la llanura helada silenciosa que se abría ante nuestros ojos y que se perdía en el horizonte. Algo absolutamente fascinante.

 

Para los más atrevidos ofrecen la posibilidad de vestir uno de los trajes de supervivencia del barco para darse un bañito es las aguas heladas del Báltico. Sólo ofrecen dos tallas para este traje, el límite está aproximadamente en el 1,70 de estatura.

El traje es un traje seco que no permite mucha movilidad y una vez que te zambulles en el agua debes permanecer siempre mirando al cielo para evitar darte la vuelta. El baño se realiza al lado del casco del barco, en el espacio de agua que previamente ha abierto el barco.

Cuando finaliza la travesía te devuelven a tierra y te entregan un diploma que dice exactamente lo siguiente “Diplomi of participation in icebreaking operations under Arctic conditions”. Aquí lo tenéis.

La última de las actividades que habíamos programado para ese último día en Kemi fue la visita al castillo de hielo, un castillo que se reconstruye todos los inviernos, y que alberga un hotel que cuenta con habitaciones, bar, restaurante, un tobogán de hielo, e incluso una capilla en la que se ha celebrado más de una boda.

Nos propusieron cenar ese día en el restaurante de hielo, pero si vas con niños pequeños no resulta la alternativa más acertada, en primer lugar porque a 5 grados bajo cero no debe resultar muy cómodo cenar, ya que si no quieres pasar frío debes cenar con gorro y guantes puestos, y en segundo lugar porque el restaurante está adornado con laboriosas estructuras de hielo que corren un inmenso peligro cuando  hay niños curiosos a su alrededor.

Tras esta última visita nos alojamos en un hotel de Kemi. Una cenita tranquila y una copita en la habitación pusieron fin a tres días intensos de aventuras y emociones que jamás olvidaremos.

En cuanto al idioma con el que nos manejamos durante el viaje, os podéis imaginar que no fue precisamente el finés, aunque si aprendimos las palabras típicas que todo viajero aprende cuando está en un país de lengua desconocida. Hola se dice “Hei”, y “adiós” se dice “Hei, hei”. Nuestro guía, nos enseño también a decir “gracias“, nos dijo que tal y como nos lo iba a explicar lo recordaríamos siempre. Nos explicó que gracias en finés, se dice como “mosquitos” pero sin el “mos”. Bien escrito se diría “Kiitos“.

Y llegado el final de este pequeño relato sobre mi viaje, alguno se preguntará por las famosas auroras boreales. Lo cierto es que pese a ser el lugar idóneo para su avistamiento, las condiciones climáticas no acompañaron y no tuvimos la oportunidad de ver este espectáculo natural. Pero a ninguno nos importó porque a pesar de ello, el viaje ha sido un sueño, un sueño compartido en familia y con un significado único y especial que sólo nosotros conocemos y nunca olvidaremos.

Kiitos papá! Por ti, y por todos los que hemos estado contigo en este viaje, de una u otra manera, va este pequeño resumen de nuestro viaje. Por vosotros también va esta foto que he encontrado de una aurora boreal sobre la aldea de papá Noel.

Hei, hei!!


Archivado en: Viajes