Revista Europa

Un viaje en el territorio de Lecce es un viaje en el tiempo, desde la atmósfera prehistórica a la civilización rupestre.

Por Hugo Rep @HugoRep
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Un viaje en el territorio de Lecce es un viaje en el tiempo, desde la atmósfera prehistórica a la civilización rupestre.l tacón de la bota es Salento, engastado en las aguas claras de los mares Adriático y Jónico, donde altos acantilados, esculpidos por el mar, se alternan con costas arenosas, verdes extensiones de vegetación mediterránea y pequeños "edenes" alcanzables solo por mar.

Un viaje en el territorio de Lecce es un viaje en el tiempo, desde la atmósfera prehistórica a la civilización rupestre, de las arquitecturas medievales al barocco leccese, de las antiguas tradiciones a las habilidades de los maestros artesanos. Todo lo expuesto está condimentado por sabores intensos y genuinos, regalos de esta tierra generosa y del amor del hombre.

La presencia de dos mares convierte esta parte de Apulia en un verdadero paraíso terrenal para quien desea unas vacaciones de sol, relax y diversión.

La costa adriática, con imponentes acantilados y preciosas bahías engastadas entre el azul del mar y el verde de los pinares, ofrece un paisaje incontaminado, en algunos tramos aún en estado salvaje, con algunas zonas de gran interés ecológico, como la Reserva Natural de San Cataldo y el Área de los Lagos Alimini.

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Un viaje en el territorio de Lecce es un viaje en el tiempo, desde la atmósfera prehistórica a la civilización rupestre.

Un viaje en el territorio de Lecce es un viaje en el tiempo, desde la atmósfera prehistórica a la civilización rupestre.
Superada la ciudad de Otranto, bahías, ensenadas, acantilados y grutas naturales dibujan la costa, verdadera delicia para los apasionados del submarinismo. En Santa María de Leuca, el Adriático deja paso al mar Jónico que baña la costa occidental de Salento, con playas y fondos marinos de arena finísima que evocan imágenes de lugares del Caribe.

Un armonioso paisaje, con llanas y suaves colinas, ocupa el corazón de la provincia, rico en aldeas que atestiguan la presencia del hombre desde la prehistoria. Antiguas civilizaciones procedentes de más allá del mar han marcado profundamente la cultura de esta tierra, tanto que en la Grecia salentina hoy todavía se habla la antigua lengua "Grika".

Viñedos y olivares dibujan cultivos geométricos, delimitados por bajos y pequeños muros construidos con la característica piedra local que aquí volvemos a encontrar, en su forma bruta, en las típicas granjas y en los dolmen y menhir, símbolos de la antigua civilización messapica.

Es un libro de historia a cielo abierto, donde en el capítulo dedicado al Medievo se cuentan las antiguas aldeas y los poderosos castillos, y en el del Renacimiento las residencias señoriales que, aunque de menor forma, recuerdan el lujo y la elegancia de la capital.


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