Un viaje por Marrakech – La guía definitiva para conocer la ciudad

Por Aaron Sanchez-Molina Pando @cazadorviajes

Marrakech, conocida como la «Ciudad roja» o «La perla del sur», es uno de los destinos más fascinantes de Marruecos y un lugar que fusiona a la perfección la tradición y la modernidad. Sus calles y mercados están llenos de vida, haciendo que el visitante se encuentre inmerso en un mundo de colores, aromas y sonidos que lo transportan a otro tiempo. Además, su arquitectura única convierte la ciudad en un destino imprescindible para los amantes del turismo cultural y la aventura. En este sentido, consultar un blog de viajes especializado en Marruecos, como Pasaporte a La Tierra, es una manera de descubrir todos sus secretos.

Por otro lado, además de su impresionante patrimonio, Marrakech es famosa por su oferta de alojamiento, en especial sus tradicionales riads. Estas casas convertidas en hoteles boutique ofrecen una experiencia auténtica que refleja la esencia de la cultura marroquí. Un riad, con su patio central, sus jardines y su decoración detallada, es mucho más que un lugar para dormir. Por tanto, saber encontrar los mejores riads en Marrakech es una forma de complementar una experiencia que ya de por sí es cautivadora. A continuación, vamos a mostrar varios de los lugares que no perderse en la visita a esta gran ciudad marroquí.

La plaza Jemaa el-Fna, el corazón de Marrakech

La plaza Jemaa el-Fna es el epicentro de la vida en Marrakech, convirtiéndose en uno de los lugares más dinámicos de la ciudad. Durante el día, la plaza está llena de puestos de frutas, especias y artesanías, así como de singulares artistas como encantadores de serpientes y músicos que aportan un toque mágico al ambiente. Por tanto, se convierte en un lugar perfecto para sumergirse en la cultura local, descubrir sabores únicos y observar el ir y venir de los habitantes.

Por la noche, la plaza se transforma en un espectáculo aún más fascinante. Los puestos de comida llenan el aire con aromas irresistibles, y la música de los artistas locales crea un ambiente festivo. De esta manera, se pueden probar delicias como el tajín, la harira o los dulces marroquíes, mientras se disfruta de la energía contagiosa de este lugar.

El palacio de la bahía, un tesoro arquitectónico

El palacio de la bahía es uno de los monumentos más destacados de Marrakech y un ejemplo importante de la arquitectura marroquí. Este palacio, construido en el siglo XIX, fue diseñado para ser uno de los más grandes y lujosos de su época. En su interior, sus intrincados mosaicos y sus techos pintados de bellos colores son una obra de arte en si mismo, y, sus exuberantes jardines crean un remanso de paz mágico.

Al recorrer sus habitaciones y patios, es posible imaginar cómo era la vida en este lugar durante su apogeo. Los espacios están diseñados para transmitir una sensación de lujo y tranquilidad, con detalles que reflejan la maestría de los artesanos locales. El jardín del palacio, lleno de naranjos y fuentes, es un oasis perfecto para un descanso durante la visita.

Los jardines Majorelle, un rincón de paz y color

Además de los jardines del palacio de la bahía, los jardines Majorelle son otro refugio de serenidad en medio del bullicio de Marrakech. Este espacio fue creado por el artista francés Jacques Majorelle, para más tarde ser adquirido por el diseñador Yves Saint Laurent, quien ayudó a preservarlo. Los jardines destacan por su potente color azul, conocido como «el azul Majorelle», que contrasta maravillosamente con el verde de las plantas.

Este jardín alberga una amplia variedad de flora, como cactus, palmeras, bambú y flores exóticas. Además, cuenta con pequeños estanques y fuentes que crean un ambiente relajante. En este lugar es posible visitar también el museo Beréber, que se encuentra dentro del jardín y ofrece una visión de la cultura y la historia de esta región.

La madraza de Ben Youssef, una historia de educación

La madraza de Ben Youssef es una de las joyas históricas de Marrakech, que se ha posicionado como un lugar imprescindible para quienes desean comprender la riqueza cultural de la ciudad. Esta antigua escuela coránica, fundada en el siglo XIV, es conocida por su arquitectura, que combina mosaicos de azulejos, tallas en madera de cedro y caligrafía árabe.

Al entrar en la madraza, los visitantes se ven rodeados de un ambiente que destila pura belleza. Las aulas y los patios reflejan la importancia que tenía la educación en la cultura islámica, mientras que los detalles decorativos muestran el talento de los artesanos que trabajaron en su construcción. Por esto, se trata de un lugar que inspira admiración y respeto por su historia.

Los zocos de Marrakech, un laberinto de magia y aromas

Los zocos de Marrakech son un lugar perfecto para perderse y descubrir la esencia de la ciudad. Este laberinto de mercados ofrece una experiencia sensorial difícil de describir, con puestos que venden de todo, ya sean especias, tejidos, joyas o artesanías. Por ello, pasear por los zocos de la ciudad es una aventura en sí misma, donde negociar con los vendedores y llevarse recuerdos puros.

Cada zoco tiene su propia especialidad y esencia. Por ejemplo, el zoco de las especias está lleno de colores y aromas que transportan a los visitantes en su recorrido. Por otro lado, el zoco de los tintoreros ofrece una visión fascinante del proceso de teñido de los textiles, haciendo que se descubran los trucos de esta técnica. Independientemente del zoco, cada uno es perfecto para aprender sobre las tradiciones locales y llevarse un pedacito de Marrakech a casa.

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