Si me hubieran anticipado que este iba a ser el día que tanto imagine por años, no me hubiera salido así de perfecto como lo fue ese viernes de enero. No tenía nada planeado, solo estaba disfrutando del momento. Venia de una tarde extraña, había escrito algo que venia de un lugar especial en pleno caos laboral. Ni siquiera fui consciente de que esas palabras me estaban hablando a mí y también un poco de mi. Dentro mío se había encendido el interruptor de afecto. Estaba necesitando un abrazo, una caricia. Solo me tenia a mi misma, pero eso no me conformaba. Una invitación cambio mis planes y torció el destino una vez más. Nos encontramos todos en el mismo lugar, diferentes posiciones. Una charla que se extendía por diferentes cuestiones, pero un llamado de atención bastante particular que me costó interpretarlo en ese momento. Algo fallo y eso fue producto del mismo destino que nos empezaba a poner a cada cual en su merecido lugar. Pasamos de aquella salida a quedarnos a comer hamburguesas, Escuchar lo que la otra persona tenia para decir, buscar el punto de conciliación ante esas cuestiones. Pero nada de lo que diga iba a servir, había otro propósito en el fondo de sus ojos. Madrugada en penumbras, licores que le daban un color especial al momento. Palabras que se transformaron en balas cada vez que salían de su boca. La energía que nos envolvía era poderosa y nosotros estábamos ahí, separados por una barra. Una expresión alcanzo para que tome el impulso que faltaba y devele lo que llevaba callando tanto tiempo. La caricia en el rostro desato el nudo que llevaba dentro suyo. Era el calor de su mano, el que me recordó la misma sensación de ese verano en el 2011. Siempre supe que había algo extraño que me empujaba hacia su ser, pero jamás imaginé que toda era tan real. Me dijo unas breves palabras y me transporté a ese preciso instante donde había sentido por primera vez el momento mas oscuro de mi vida, donde sentí que realmente estaba sola, aunque mi alrededor decía lo contrario. Ese episodio me había hecho replantearme el hecho de creer que alguien cuidaba de mí, que alguien iba a estar para mi en los peores momentos, mas bien que esos momentos no iban a suceder, porque había alguien que me protegía de eso. Sentí el vacío que traigo desde mi existencia en este mundo. Lo sentí tanto que, de golpe, empezó a llenarse. Fueron unos segundos donde por fin se cayo la venda y fueron sus palabras las que me hicieron recordar gran parte de mi alma. Ahí estaba su mano, con la que tantas noches soñé, la que sentí sin siquiera entenderlo. La que me trajo de nuevo a ese mundo maravilloso que había olvidado, Ese acto tan simple como extender la mano, fue lo que necesitaba para despertarme. Y él lo sabía mejor que nadie. No podía hacer otra cosa mas que liberar todas esas lagrimas que guardaba en ese vacío inexplicable. Seco mis lagrimas con tanta ternura que cada vez que tengo esa imagen, me arrepiento de no haberme levantado de esa silla para fundirme en un abrazo eterno. Ese abrazo que tanto necesitaba ese día, de alguna forma surgió de alguien impensado. Las agujas del reloj no hacían mas que avanzar, pero nosotros estábamos detenidos en ese espacio-tiempo. No importaba si alguien ajeno nos veía de esa forma. Nos habíamos reconocido después de tantos tropiezos. Nunca se tuvo la intención de lastimar a nadie, era difícil explicar lo que había sucedido. Lo ajeno no lo entendería, pero nos alcanzaba con entenderlo los dos... Me mostro la verdadera cara de su ser y puedo asegurar que nunca sentí tanto amor por otro ser, como lo siento por él. Todo se resume en ese amor incondicional que proviene de lo mas profundo del alma. Así es como lo recuerdo cada noche antes de cerrar mis ojos, así es como quiero sentirlo siempre. Se interpondrá en el camino millones de motivos, de personas ajenas, de maldiciones y otras yerbas. Pero nadie, absolutamente nadie me va a sacar ese pedacito que hay dentro mío y que lleva su nombre. Este universo maravilloso y las vueltas de la vida, siempre nos trae lo que merecemos. Aunque hoy parezca un caso perdido, donde esperar no es opción. Todo se vuelve a mover en el cosmo y el balance se hace sin excepción... Florencia Lema (17/01/2021)
Si me hubieran anticipado que este iba a ser el día que tanto imagine por años, no me hubiera salido así de perfecto como lo fue ese viernes de enero. No tenía nada planeado, solo estaba disfrutando del momento. Venia de una tarde extraña, había escrito algo que venia de un lugar especial en pleno caos laboral. Ni siquiera fui consciente de que esas palabras me estaban hablando a mí y también un poco de mi. Dentro mío se había encendido el interruptor de afecto. Estaba necesitando un abrazo, una caricia. Solo me tenia a mi misma, pero eso no me conformaba. Una invitación cambio mis planes y torció el destino una vez más. Nos encontramos todos en el mismo lugar, diferentes posiciones. Una charla que se extendía por diferentes cuestiones, pero un llamado de atención bastante particular que me costó interpretarlo en ese momento. Algo fallo y eso fue producto del mismo destino que nos empezaba a poner a cada cual en su merecido lugar. Pasamos de aquella salida a quedarnos a comer hamburguesas, Escuchar lo que la otra persona tenia para decir, buscar el punto de conciliación ante esas cuestiones. Pero nada de lo que diga iba a servir, había otro propósito en el fondo de sus ojos. Madrugada en penumbras, licores que le daban un color especial al momento. Palabras que se transformaron en balas cada vez que salían de su boca. La energía que nos envolvía era poderosa y nosotros estábamos ahí, separados por una barra. Una expresión alcanzo para que tome el impulso que faltaba y devele lo que llevaba callando tanto tiempo. La caricia en el rostro desato el nudo que llevaba dentro suyo. Era el calor de su mano, el que me recordó la misma sensación de ese verano en el 2011. Siempre supe que había algo extraño que me empujaba hacia su ser, pero jamás imaginé que toda era tan real. Me dijo unas breves palabras y me transporté a ese preciso instante donde había sentido por primera vez el momento mas oscuro de mi vida, donde sentí que realmente estaba sola, aunque mi alrededor decía lo contrario. Ese episodio me había hecho replantearme el hecho de creer que alguien cuidaba de mí, que alguien iba a estar para mi en los peores momentos, mas bien que esos momentos no iban a suceder, porque había alguien que me protegía de eso. Sentí el vacío que traigo desde mi existencia en este mundo. Lo sentí tanto que, de golpe, empezó a llenarse. Fueron unos segundos donde por fin se cayo la venda y fueron sus palabras las que me hicieron recordar gran parte de mi alma. Ahí estaba su mano, con la que tantas noches soñé, la que sentí sin siquiera entenderlo. La que me trajo de nuevo a ese mundo maravilloso que había olvidado, Ese acto tan simple como extender la mano, fue lo que necesitaba para despertarme. Y él lo sabía mejor que nadie. No podía hacer otra cosa mas que liberar todas esas lagrimas que guardaba en ese vacío inexplicable. Seco mis lagrimas con tanta ternura que cada vez que tengo esa imagen, me arrepiento de no haberme levantado de esa silla para fundirme en un abrazo eterno. Ese abrazo que tanto necesitaba ese día, de alguna forma surgió de alguien impensado. Las agujas del reloj no hacían mas que avanzar, pero nosotros estábamos detenidos en ese espacio-tiempo. No importaba si alguien ajeno nos veía de esa forma. Nos habíamos reconocido después de tantos tropiezos. Nunca se tuvo la intención de lastimar a nadie, era difícil explicar lo que había sucedido. Lo ajeno no lo entendería, pero nos alcanzaba con entenderlo los dos... Me mostro la verdadera cara de su ser y puedo asegurar que nunca sentí tanto amor por otro ser, como lo siento por él. Todo se resume en ese amor incondicional que proviene de lo mas profundo del alma. Así es como lo recuerdo cada noche antes de cerrar mis ojos, así es como quiero sentirlo siempre. Se interpondrá en el camino millones de motivos, de personas ajenas, de maldiciones y otras yerbas. Pero nadie, absolutamente nadie me va a sacar ese pedacito que hay dentro mío y que lleva su nombre. Este universo maravilloso y las vueltas de la vida, siempre nos trae lo que merecemos. Aunque hoy parezca un caso perdido, donde esperar no es opción. Todo se vuelve a mover en el cosmo y el balance se hace sin excepción... Florencia Lema (17/01/2021)