Es evidente que Zapatero, marcado por el fracaso y el rechazo de sus conciudadanos y de los principales líderes internacionales, necesita "agarrarse" a los éxitos de España en un intento desesperado por ganar imagen, pero hacerlo a costa del fútbol encierra más injusticia y desfachatez que oportunismo.
Con el fin de capitalizar el éxito futbolístico de España, Zapatero ha trivializado sobre la crisis económica y ha dicho: "Creo que el miércoles vamos a superar el diferencial con Alemania". La "broma" es de mal gusto, no sólo porque se rie de los peores dramas que pueden azotar a un país moderno, el l endeudamiento temerario y el hundimiento en los mercados, sino porque ignora también el sufrimiento de millones de españoles, condenados por la errónea política de Zapatero al desempleo, a la pobreza y a contemplar el futuro con pánico y sin esperanza.
El "diferencial" del que se burla Zapatero marca la diferencia entre el precio en los mercados del bono alemán y el de la deuda española, devaluada por los mercados precisamente por culpa de la política económica de Zapatero, que ha conducido a España hacia la ruina con mano inepta y tozudez casi demente. Ese diferencial es hoy de nada menos que 200 puntos básicos, lo que significa que España tiene que pagar por su deuda intereses mucho más altos que Alemania y los países de economía sana.
Zapatero, cuyos errores económicos y fracasos políticos le han necho merecedor del rechazo de la mayoría de los españoles, es hoy un dirigente sin prestigio e internacionalmente aislado que se aferra al poder, degrada la democracia española y se niega a convocar elecciones anticipadas, como deesean la inmensa mayoría de sus conciudadanos.