Un zoo que sí es lógico

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Lo bueno que tienen las propuestas creativas es que consiguen crear debate en la sociedad. El cartel del proyecto Anoniman, en el kilómetro 32 de la Autopista del Norte en Tenerife, en el que hacía la pregunta “¿Zoos lógicos?” generó que el presidente y el vicepresidente del Loro Parque, atracción turística por antonomasia de la isla, Wolfgang y Christoph Kiessling, convocaran una rueda de prensa para, junto al biólogo Rafael Zamora y el director de la Fundación David Waugh, responder con un rotundo Sí. Como lo bueno del debate son las argumentaciones y posturas encontradas permítanme a mí decirles que No. Para mí, un zoo lógico es el que en 1959 concibió Gerald Durrell, famoso naturista y escritor, que en el Canal de la Mancha creó el Zoo Jersey. A Durrell le causó muchos problemas su innovadora visión de qué debía ser un zoológico. Para empezar sólo debían habitar en ellos animales en peligro de extinción y que requieren de la cría en cautividad para no desaparecer. El resto de animales no amenazados deben intentar incorporarse a su hábitat. Si no pudiera ser así, no debe, en ningún caso, fomentarse su reproducción. Durrell, que hablaba del siglo XX; ya decía que los zoos no deberían basarse en la gestión del entretenimiento pero yo, en pleno siglo XXI, añado que, si se quiere conservar, cuidar, amar y respetar a los animales, a aquellos que están en peligro de extinción, o que han sufrido maltrato o que deben ser estudiados por al ciencia, existen los Santuarios de Animales, lugares donde se les cuida y no se les obliga a actuar todos los días. Claro, me dirán que para ellos es un juego. Pero a mí no siempre me apetece jugar a determinadas horas y si un día no quiero, pues guardo la pelota y me echo en el sofá. Para mí, un zoo lógico es el de Jersey y los animales que el Loro Parque rescató de circos, mercados ilegales y demás incertidumbres, acciones que les honran sin duda, deberían vivir tranquilos en un santuario, si no pueden ya volver a su hábitat. Y ¿cómo se gestiona un Santuario? Pues en España hay ejemplos de ellos, que albergan más de doscientos animales, gracias a donaciones particulares y al trabajo de voluntarios.

Portada de uno de los libros en los que Gerald Durrell vierte sus teorías sobre los zoológicos y la conservación de las especies en peligro de extinción.