Estamos ante un mundo imaginario, donde dos planetas aparentemente iguales, están muy cercanos entre sí, pero cada uno tiene su propia gravedad. Tan cerca están, que desde uno a otro, en una situación elevada, pueden comunicarse. Dentro del mundo llamado de abajo, vive Adam. El mundo de abajo, es el de los pobres, y el de arriba el de los ricos. Adam, tiene un secreto familiar: una extraña sustancia, derivada del polen de las abejas rosas, y que permite saltarse las normas de la gravedad. Recogiendo este polen en las alturas, conoce a Eden, una niña del mundo de arriba. Por supuesto, caen enamorados, pero un triste desenlace, hace que se dividan, y que Eden pierde la memoria. Diez años después, Adam quiere recuperar a su amor de toda la vida. Por supuesto, tiene todo en contra, desde las leyes, hasta la gravedad.
De paso, también podrían haber intentado sacarse de la manga alguna explicación más verosímil de porque aunque estés en el otro mundo, sigues conservando tu propia gravedad, pues es algo completamente imposible, y que te lo tienes que creer porque sí.
En definitiva, la película tiene su pase, y se puede recomendar, pero más que nada por ver la historia de amor que hemos visto mil veces, pero esta vez de una manera original, rodeada de ciencia ficción.
Un amor entre dos mundos