Ubicada al noroeste de Alemania, Bremen es una ciudad que atrapa por su estética medieval increíblemente bien conservada. Todo allí parece puesto por la mano de un artista. Los característicos techos verdes a dos aguas, sin ir más lejos, son buenos ejemplos.
Por supuesto, ningún lugar es bonito en Navidad, si allí no nieva. Por eso, la Bremen navideña sabe vestirse de blanco cada diciembre. Así, impecable, espera a viajeros de todo el mundo, que legan allí en busca de ese regalo que acaricie el corazón de quien lo reciba.
El centro de Bremen se convierte, cada año, en un gran decorado de luces y colores alusivos: verde, dorado y rojo, son los que priman. Los clientes, locales o extranjeros, se mezclan caminando por laberintos llenos del inconfundible espíritu de fin de año. La alegría invade a todos.
Luego, el mercado medieval de la ribera del rio Weser, es un atractivo digno de mención. Se trata de un pequeño mercado lateral respecto del que ocupa el centro. Pero allí, realmente todo parece haberse detenido en el tiempo.
Allí se reúnen artesanos que elaborar utensilios de cocina con herramientas rústicas, y músicos que, a la manera de los trovadores del siglo XIII, ejecutan sus melodías en plena calle, en el frío invierno alemán, pero con la sensación de que aportan una inigualable cortina de fondo al paseo de los caminantes.
Para cerrar, resta señalar que, según cuentan quienes estuvieron allí, el vino especiado caliente que se bebe en Bremen, es un verdadero elixir. A tenerlo en cuenta.
Martínez Notte pasea por Bremen, en el mercado navideño más bonito del mundo. 180 puestos ofrecen detalles increíbles para agasajar a la familia en Navidad. Para ver más, haz click debajo.