Imagen extraída de worldvision.org
En medio del actual maremágnum informativo sobre la antesala de unas elecciones generales que están a la vuelta de la esquina, de la confección de unas listas de candidatos más que anunciadas y sobre una crisis económica que todos quieren resolver con recetas mágicas llenas de unas “revolucionarias” medidas de ahorro, hay una noticia a la que quizá no se le ha dado toda la importancia que merece por su vital trascendencia. Y es que, en los tiempos que corren, quizá las noticias científicas no estén en alza.
Sin embargo, la comunidad científica está estos días de celebración. Eso sí, sin duda, lo más relevante es que quizá a partir de ahora quienes van a tener mayor esperanza de vida, una razón por la que esbozar una sonrisa de optimismo, son los millones de personas en el mundo, especialmente en el continente africano, que sufren las terribles consecuencias de la malaria. Despuésde 24 años intentando encontrar una nueva vacuna contra esta enfermedad, el investigador Joe Cohen ha conseguido que los datos sobre la etapa final del ensayo clínico sobre la vacuna RTS,S, también conocida como Mosquirix, acaban de demostrar que reduce a la mitad el riesgo de los niños africanos de contraer malaria, lo que puede convertirla en la primera vacuna exitosa contra esta mortal enfermedad.
Es cierto también que los científicos dicen que esta vacuna no es la panacea y, por tanto, no pondrá fin en sí misma a la infección causada por el mosquito que la transmite. Pero sí que se trata de una herramienta importante para la lucha contra la enfermedad que podría acelerar el camino hacia su eventual erradicación.
Los datos revelan que 1,3 millones de personas mueren cada año de malaria o paludismo y que de éstos, un 90% son niños menores de cinco años. Cada año se producen 396 millones de casos y la mayor parte de la carga de morbilidad se registra en el África, al sur del Sahara. Es más, en regiones donde la malaria es altamente endémica las personas son infectadas tan a menudo que desarrollan lo que se denomina “inmunidad adquirida”, es decir, que son portadores más o menos asintomáticos del parásito. Según Cohen, si todo sale de acuerdo con lo previsto, la RTS,S podría ser patentada y distribuida en 2015. Está claro que aún queda mucho camino por recorrer pero la gran noticia es que los pasos que se están dando, si bien no son todo lo rápidos que nos gustaría, están marcando con firmeza un camino alentador, ¿no les parece?