A tal fin, la ministra le dio siete millones de euros a nuestros cocineros más mediáticos, para que investiguen nuevos y sesudos platos, de esos que se hacen con soldador y Quimicefa.
Ver para creer, pero es que España es asín, señora, y no la cambia ni la madre que la parió.
Eso sí, para la Iglesia de Rouco y para las Jornadas esas de la Juventd en las que el papa B16 (protector de virones) vendrá en agosto, paletadas y paletadas de dinero, público y privado. Porque ya se sabe que para curar un cáncer eso de investigar es un dispendio. Lo mejor es ir a un buen restaurante de estos ilustres cocineros y luego, con la panza bien llena, rezar un rosario y encomendarse al anterior papa, el JP2, que hace unos milagritos muy monos.