“Hemos desarrollado dos implementos: el hardware y el software. Conseguir el hardware es fácil, está en todos lados. Es un aparato que logra capturar las ondas cerebrales y medirlas. El software, por su lado, nos permite interpretar las señales del cerebro y así poder enviar códigos a los módulos de electrónica, para que, inalámbricamente, los manden a los artefactos distribuidos en el cuarto. Uno de ellos es la cama médica”, explica el Mg. Cuéllar, docente de la Sección Eléctrica y Electrónica del Departamento de Ingeniería, mientras se pone el medidor de ondas cerebrales para explicar cómo se usa.
Se trata de un aparato negro que se coloca en la cabeza como si fuera una corona, y tiene ramificaciones que terminan en una especie de sensores que se pegan al cráneo. Ponérselo no es incómodo, ya lo han comprobado bastantes personas.
Por un lado, puede medir las ondas cerebrales de alguien entrenado. Por ejemplo, alguien entrenado podría ser una persona que ha estado concentrada durante media hora pensando “arriba” de forma continua para lograr que un cubo se mueva hacia esa dirección en la pantalla de un software determinado. Así, se logra grabar el patrón de las ondas cerebrales: pensando en algo que suba. Pero, para esto, tiene que haber un ejercicio y entrenamiento previo.
Por otro lado, el hardware no solo mide ondas cerebrales, sino también señales eléctricas, es decir, el movimiento de los músculos de las cejas o de la cabeza. Para eso no se necesita entrenamiento, ya que son acciones naturales que cualquier persona suele realizar. Esto último está pensado para pacientes que sufren de parálisis o que tienen algún problema motor del cuello para abajo, y que necesitan dirigir la posición de la cama médica en la que se encuentren para mejorar su estabilidad. Según el Mg. Cuéllar, son 50 mil las personas que sufren de discapacidad motora en el Perú.
“Todo nace porque, cuando yo estaba en Japón, mi papá tuvo un derrame cerebral, lo que le imposibilitó moverse. Tampoco podía hablar. Entonces, me puse a pensar en el impacto que podría causar un aparato que se pudiera programar para que él pueda responder, simplemente, ‘sí’ o ‘no’ con la mente y todos le podamos entender”, comenta el ingeniero mecatrónico.
La interfaz que han desarrollado estos dos profesionales no solo se restringe a poder dirigir una cama médica sin usar las manos, sino que además –y pensándolo futuristamente– pretende, por ejemplo, controlar con la mente un televisor, como si se usara un control remoto, o enviar mensajes de texto. Según cuenta nuestro investigador, otra aplicación podría ser la siguiente: “Si estás manejando y el aparato detecta un estado mental de cansancio o que estás apunto de dormirte, podría hacer que el carro tome una acción a raíz de estas señales”.
La cama médica desarrollada en la PUCP no ha sido aplicada todavía en ningún hospital o clínica, ya que faltan varios estudios para evaluar qué tan cómodos se sentirán los pacientes utilizando esta nueva tecnología. En este sentido, el Mg. Cuéllar añade y reitera que él no apunta a reservarse el proyecto, sino que está abierto a todos los que quieran participar: alumnos, profesores, egresados, profesionales.
Él insiste en que, con la colaboración de los demás, se puede logra ampliar conocimientos e integrar diferentes especialidades para desarrollar mejoras en el equipo. Por ello, una de sus próximas acciones será, luego de terminar los estudios correspondientes, publicar los resultados en una página web para que todos los interesados en el tema puedan colaborar con críticas y nuevas ideas. (Fuente: PUCP/DICYT)