Una clase de natación con Marc Márquez

Publicado el 28 junio 2014 por Toni_delgado @ToniDelgadoG
El líder iguala en Assen la proeza de Agostini de empezar una temporada con ocho triunfos  

Márquez festeja su triunfo en Assen - Foto: MotoGP.


"Mira que estábamos tranquilos en MotoGP y llegas tú a revolucionarlo todo". Se le dijo, mitad en broma, mitad en serio, un compañero de parrilla. Seguro que Marc Márquez (Cervera, Lleida, 1993) le regaló una sonrisa. Es su respuesta a los obstáculos que le surgen en la vida y en la pista, y ese día no podía ser más feliz: acababa de lograr su primera victoria en MotoGP en la segunda prueba que disputaba. Además, se convirtió en el más joven de la historia en hacerlo. Durante el curso no se cansó de acumular marcas de precocidad y se coronó campeón. Casi 15 meses después Márquez cuenta ya con 14 triunfos y se codea con Giacomo Agostini, hasta ahora el único en empezar una temporada con ocho victorias del tirón (1971). Marc igualó ese récord porque es capaz de llevar las circunstancias, vence  independientemente de las condiciones metorológicos, con el asfalto a fuego vivo, o mojado, como fue el caso de La Catedral, el circuito de Assen.  
Márquez tiene el desparajo de un niño cuando suena el timbre para ir al patio, necesita montarse en una moto y batirse cuerpo a cuerpo con sus rivales. Resulta imposible no dejarse seducir por su actitud, ese hambre que le hizo intercambiarse varias veces el liderato del GP de Holanda. Era la carrera primera vuelta y parecía la última para el 93, que no se conformaba con haber ganado las siete carreras anteriores. Dovizioso era el afortunado contrincante y acabó segundo. El italiano no quedaba tan arriba desde la prueba de Brno (República Checa) de 2011. Tercero fue Pedrosa, muy regular, y por eso es el segundo mejor del campeonato, junto con Valentino Rossi, quinto. Ambos tienen 128 puntos, 72 menos que Márquez. El contraste fue Jorge Lorenzo, temeroso y desquiciado. No tomó decisioses, cambió más tarde de moto que el resto de favoritos. No buscó escusas el balear: "Hay que aceptar las culpas y ser honesto. La moto ha ido perfecta, pero quizás por la caída que tuve aquí el año pasado o porque no estoy luchando por el campeonato, tenía más miedo que el resto". 

Aleix Espargaró, estelar Sí lo hizo, y mucho, su compañero en Yamaha, Rossi, protagonista de la remontada del día en el escenario de su última victoria. Entonces Il Dottore batió a Márquez, que no era el piloto intratable en el que se ha convertido ahora. Rossi cambió de moto en el último momento y del 12º pasó al 18º. Pero gracias a su persistencia y habilidad consiguió alcanzar el quinto puesto, aunque nunca pudo debatirle el cuarto a un Aleix Espargaró, capaz de partir con la pole y de defender la última plaza del podio hasta más allá del ecuador de una carrera que Márquez, eufórico, concluyó cruzando la línea como si estuviese nadando, como si fuese una rana. Después se subió a una plataforma y se puso a juguetear con la cámara. Una ocurrencia simpática que de haberla hecho otros se tomaría de otra manera. Es la ventaja de ser tan carismático como Márquez, que todo encaja con naturalidad.