Una comida sencilla

Por Dolega @blogdedolega

Este post se lo dedico a mi amigo Víctor, porque hoy he recordado una historia que me contó hace mucho, mucho tiempo.

Esta mañana, de improviso, me ha llamado una amiga que hace años que no veía.

Después de la sorpresa y la alegría de escuchar su voz otra vez, quedamos para comer. Hemos dicho de vernos en el centro de Madrid y comer cualquier cosa en cualquier sitio. Nuestra intención es contarnos lo que hemos hecho en los últimos diez años. Lo de comer es secundario.

Nos encontramos, nos abrazamos y decimos eso que siendo verdad ó mentira, es obligatorio después de no verse uno en años: ¡Pero si estas igual que siempre, chica!

Vamos por la calle una y otra atropellando las palabras y lanzando exclamaciones y risas ante las noticias personales de hace diez años, que para ambas son actualidad absoluta.

En Madrid hace un sol maravilloso, calor y pasear es una gozada, pero decidimos comer algo, por aquello de sentarnos tranquilas y poder charlar cómodamente.

Entramos en un restaurante que tiene buena pinta. Es un sitio tradicional, no es una franquicia, puesto de manera coqueta y la comida tiene buen aspecto.

Nos sentamos y nos disponemos a tener una velada  agradable.

En eso se acerca el camarero, un chico de unos ventipocos años, todo vestido de negro muy ajustado, mucha gomina en el pelo y un piercing en la nariz.

-Bueno, bueno como pasa el tiempo chi..

-Hola buenas tardes, quieren carta ó les digo las sugerencias del día.

Nos dice mientras sostiene las cartas como si fueran carpetas de instituto, con pose adolescente.

-Pues yo ni una cosa ni otra. Quiero un filete con ensalada, si puede ser. Que no tengo mucha hambre.

-Ah, pues mira sí, yo otro.

Apuntalo yo

-Tenemos un plato que viene con carne, patatas y ensalada, está muy bien.

Las dos asentimos con la cabeza.

-Trae a ver esas foto..

-Prefieren filete ó entrecote

Mi amiga y yo nos quedamos un poco descolocadas. Nos miramos y ya soy yo la que digo:

-Pues no sé, mejor filete porque el entrecote va a ser demasiado grande para mí.

Mi amiga asiente con la cabeza mientras hablo.

-Eso, así está bien. ¡Dios que grande está la Niñ..

-La carne la quieren poco hecha, muy hecha, al punto…

Mi amiga lo empieza a mirar y yo me empiezo a acordar de la historia de mi querido Víctor y sonrío.

-Pues hijo normal un filete normal ni muy hecho ni muy crudo.

Dice mi amiga con esa cara que pone uno cuando algo es evidente. Yo pongo la misma para que al chaval no le quede duda.

-Para la carne, salsa de mostaza, roquefort ó chimichurri.

-¿¡Coño para comerse uno un filete aquí, hay que contestar una encuesta!?

Exclama con una sonrisa que contagia al camarero y a mí.

-Perdona chico, pero es que no sé… No como salsa con un filete a la plancha ¡Yo que sé! La de mostaza mismamente.

Yo solo puedo asentir con la cabeza porque estoy a punto de soltar una carcajada. En Los USA es muy corriente esta mecánica para pedir en ciertos restaurantes, pero aquí en España, salvo en los restaurantes americanos de cadena, no lo había visto hasta ahora. El chico tiene una sonrisa contenida y se intenta concentrar en la libreta donde apunta la comanda.

-Patatas fritas, patata asada ó patatas al vapor.

Yo me hecho la servilleta a la cara para evitar la carcajada.

-¡¡¡Joooder!!! Pues no sé…¡¡Dios porque es todo tan complicado!! Siempre como los filetes con patas fritas, pero ahora no se…Quizás una patata asada, si mejor asada.

Al chico se le mueven los hombros e intenta mantener la compostura. Veo que intenta hablar sin reír, pero no lo consigue y a duras penas entre ahogadas risotadas dice

-Rellena de mantequilla, queso cheddar ó beicon.

Hemos llegado a ese punto absurdo en el cual no puedes parar de reír y cualquier cosa que se diga será motivo de carcajada. A mí se me saltan las lágrimas de risa y el chico se aprieta los labios con la mano y aguanta como puede.

-Madre mía, ser camarero en este restaurante es dificilísimo, coño para acordarse de todo. Y eso es solo un plato. Imagínate el menú entero ¡Señor! ¿Oye, no me estaréis vacilando verdad?¿Esto no será una broma de esas que le hacen a la gente?

El chico y yo negamos con los ojos llenos de lágrimas. Mi amiga se queda pensativa mirando al vacio.

-Con mantequilla sí, con mantequilla.

Yo asiento con la cabeza diciendo que yo también me apunto a la mantequilla.

Noto que el camarero toma aire como la persona que se va a tirar de cabeza al agua. Mi amiga lo mira atenta como si estuviera en un concurso de preguntas y respuestas.

-La ensalada con vinagreta, con salsa rosssss

Y el pobre chico se tiene que ir descojonado de risa hacia la salida del local. Ahí estamos mi amiga y yo matadas a reir y otro camarero  nos mira a los tres sin saber qué diablos está ocurriendo. Se acerca a nosotras intrigado.

-¿Disculpen está todo bien?

Mi amiga ya sin poderse contener

-Si hijo sí, ya casi tenemos el aprobado de pedir. Estamos terminando el teórico, veremos el práctico.

Nuestro simpático camarero se ha repuesto y viene a la mesa.

-Disculpen, por favor.

Lo tranquilizamos

-Nada hijo, nada. Si tienes una memoria de elefante. ¡Menudo mérito tienes!

-Decía que la ensalada con vinagreta con sals

-¡Con vinagreta misma!

Lo cortamos las dos para aligerar el tema.

-De beber que van a querer

Decidimos no darle opción a darnos opciones con las bebidas.

-Yo quiero una coca cola normal a ser posible en lata, sino en botellín.

Digo todo de carrerilla.

-Y yo agua del grifo con dos cubitos de hielo en el vaso.

Dice mi amiga, todo seguido.

A partir de ese momento pudimos hablar de nuestras cosas y pasamos una tarde realmente agradable.

La comida estaba normal, nada del otro mundo pero nosotras le dejamos una buena propina a nuestro camarero favorito por lo bien que nos lo había hecho pasar y por esa portentosa memoria que tiene.