Una cura para el daltonismo es posible gracias a la biotecnología

Por David Ormeño @Arcanus_tco

Dos investigadores de la Universidad de Washington han desarrollado en colaboración con la empresa Avalanche Biotechnologies una posible cura para el daltonismo. Esta dificultad para distinguir los colores es un obstáculo para la vida diaria normal, y esa nueva técnica podría ser la solución definitiva.

Así lo afirman los responsables del descubrimiento, el matrimonio de científicos Jay y Maureen Neitz, que llevan estudiando desórdenes de la vista desde hace años y que han encontrado una forma de implantar genes que pueden reemplazar a las proteínas que se encargan del reconocimiento de los colores en las células de los ojos encargadas de esa tarea, los conos.

La biotecnología nos libra de la cirugía

Esta técnica ha sido evaluada con éxito en las retinas de dos monos que estaban entrenados para reconocer colores a cambio de una recompensa de fruta. Antes de la operación no podían reconocer ciertos tonos, mientras que después del procedimiento lograron identificar esos tonos prácticamente todas las veces. Aún así la técnica es delicada porque hace necesaria cirugía, así que los Neitzs están buscando formas alternativas de realizar la intervención.

Ahí es donde entra Avalanche, una firma que a través de un virus adeno-asociado en el que se encuentra el gen que detecta los pigmentos se injerta en el hialoides para luego modifcar las células de la parte posterior de la retina. " Es un escudo de proteinas, algo así como un caballo de Troya, que te garantiza la entrada en la célula. Una vez allí, el ADN comienza a ponerse en marcha y produce el fotopigmento que nos interesa", explicaba Thomas W. Chalberg Jr, co-fundador y CEO de esta empresa de biotecnología.

Cuando se superen las primeras pruebas clínicas se espera poder evaluar el funcionamiento de este procedimiento en humanos en los próximos dos años, y más tarde superar la evaluación de la FDA. Si todo va bien, el tratamiento podría aplicarse en una breve visita al oftalmólogo.

Vía | SeattleTimes