Una de arte: El cancerbero católico

Por Santos

La teología católica occidental, obsesionada con la unidad de Dios, logró acuñar una iconografía un tanto extraña: la Trinidad Tricéfala. Si bien antes, las personas trinitarias eran figuras separadas y ligeramente distintas, y por muy unidos y semejantes que se pintasen, primaba más la diversidad que la unidad en los mismos. Por este motivo se crea esta figura, que representa a las Tres Personas con un mismo cuerpo dotado de tres cabezas, de tal forma que el tronco significase la unidad y las cabezas la diversidad de Dios. Este tipo de representación monstruosa (tal y como la misma Iglesia llegó a calificarla siglos después), conserva las variantes de una única cabeza dotada de tres rostros, como podemos ver en algunos medallones del siglo XV, o de cuerpos con tres cabezas como es el caso de la pintura en el fresco del refectorio de San Salvio de Florencia, realizado por Andrea Del Sarto.

Sobre el origen del modelo, existen dos hipótesis aún no demasiado asentadas, una es la de relacionarlo con las representaciones de Jano en la antigüedad clásica, en donde se le pintaba con dos rostros (uno que mira al pasado y otro al futuro) o tres (añadiendo el tiempo del presente). Otra es relacionarlo con algunas tradiciones célticas prerromanas y a sus representaciones tricéfalas de algunas de sus divinidades. No en vano este modelo nace en Francia y de ahí se expande a toda Europa.

Este tipo nunca llegó a encajar perfectamente ni en la teología ni en la piedad popular, empezando a ser denunciado por teólogos como Gerson o San Antonio de Florencia durante la Edad Media, hasta que en el Concilio de Trento fue condenado, entre otras razones para quitar motivo de escarnio a los protestantes quienes lo denominaban “el cancerbero católico” a tenor de su parecido con el perro guardián de las puertas del infierno, al que a veces se le dotaba en al antigüedad de dos rostros.

Finalmente en 1628 el Papa Urbano VIII (1623-1644) prohíbe formalmente el tema calificándolo de herético. Esta representación planteaba solo una fuerza "pedagógica" que dio muy pocos resultados. No contenía en ella ningún elemento que registrara la vida comunitaria de la Trinidad ni su presencia en el mundo.

Miguel Ángel Aguilar Arreola.

Este post, que el buen Miguel Ángel me da desde facebook, viene a complementar el anterior artículo de Edmundo Vicente, sobre el Señor Jesús del Gran Poder de "La Paz", Bolivia, un lienzo de estas características, reformado en pleno siglo XX, porque a pesar de haber sido prohibido, las representaciones continuaron venerándose o realizándose, como es el caso francés, que aún en el siglo XIX imprimían estampas y grabados devotos de la Trinidad de esta guisa.

Ramón