Floto. El universo, el éter, la materia oscura o lo que quiera Dios que sea me rodea con sus invisibles e infinitos brazos, meciéndome con calma, como una madre. Y, aunque estoy en posición fetal con el rostro oculto tras lo que creo son mis manos, siento que mira atenta y vela pacientemente por su hijo. Sus ojos, al igual que los de todas las madres, desprenden luz y calidez. Constelaciones iluminarán mi camino. Está escrito. Mientras, la monotonía del ruido blanco y del silencio más absoluto da paso a la emoción y la sorpresa: ecos de otros mundos llegan hasta aquí en forma de delicadas pulsiones que hasta entonces me eran desconocidas. 'Phaedra'. Ése es el nombre que acude a mi mente una y otra vez. Obsesivamente. Y está escrito. 'Phaedra', 'Phaedra'… Un nombre dado para viajar por las galaxias.
Floto. El universo, el éter, la materia oscura o lo que quiera Dios que sea me rodea con sus invisibles e infinitos brazos, meciéndome con calma, como una madre. Y, aunque estoy en posición fetal con el rostro oculto tras lo que creo son mis manos, siento que mira atenta y vela pacientemente por su hijo. Sus ojos, al igual que los de todas las madres, desprenden luz y calidez. Constelaciones iluminarán mi camino. Está escrito. Mientras, la monotonía del ruido blanco y del silencio más absoluto da paso a la emoción y la sorpresa: ecos de otros mundos llegan hasta aquí en forma de delicadas pulsiones que hasta entonces me eran desconocidas. 'Phaedra'. Ése es el nombre que acude a mi mente una y otra vez. Obsesivamente. Y está escrito. 'Phaedra', 'Phaedra'… Un nombre dado para viajar por las galaxias.