El problema de la deuda no es pagarla, sino conservar el crédito internacional y pagar los intereses religiosamente. Los que prestan el dinero se conforman con cobrar el rendimiento de sus capitales y ya ni siquiera aspiran a recuperar el principal. La economía mundial está superinflacionada y hay tanto dinero circulando que la clave es colocarlo para que este seguro y, si es posible, que también rinda, no en lugares donde recuperarlo esté garantizado. De hecho, en algunas ocasiones se presta a interés negativo, cuando el que demanda dinero es solvente y plenamente fiable.
España se ha endeudado a un rítmo frenético y de ser el país menos endeudado de Europa, junto con Luxemburgo, cuando murió Franco (1975), hoy es el campeón del dendeudamiento loco, junto con Grecia e italia. Rajoy, que criticaba a Zapatero porque pedía dinero a los mercados sin control, ha endeudado al país mas que su inepto predecesor, escandalizando a millones de españoles con su despilfarro y comportamiento manirroto.
Si el endeudamiento sigue creciendo, la salida al problema solo puede ser la reestructuración de la deuda, para que el país en crisis pueda seguir pagando y endeudandose, o el colapso controlado del sistema, una tesis cada día mas verosimil que conduciría hasta una especie de gran gobierno mundial único, el sueño de las élites que dominan el mundo.