Nadie está a salvo de tener un momento de cursilismo. Lo cursi nos acecha en cada esquina, en cada momento de debilidad, de blandenguería. Uno se levanta queriendo al planeta, a sus hijos, a su pareja, a su casa o a su coche y sin comerlo ni beberlo se puede encontrar haciendo algo muy muy cursi.
Mientras lo cursi se circunscriba a algo íntimo, privado y a ser posible entre personas que tendrán la clase suficiente como para jamás hablar de ello en público, digamos que es tolerable.
Cuando lo cursi sale del ámbito privado y toma el poder, es el mal. Lo cursi es poderoso y hay cantidad de gente débil y sin criterio que no sabe resistirse y además cree que todas esas cosas cursis que no tiene reparo en mostrar son de una gran elegancia y todo el planeta está deseando contemplarlas y envidiarlas.
Ya lo he dicho, lo cursi es poderoso.
1.Habitaciones de la casa en shock cromático de colores pasteles
Esas casas donde te enseñan los dormitorios y todo es exactamente del mismo tono, con la funda del edredón a juego con las cortinas, la alfombra, la pantalla de la lámpara, los cojines, las sábanas. Hasta los libros de la mesilla (en caso de haberlos) parecen colocados ahí porque van a juego con lo demás. En los cuartos infantiles el cursilismo se está haciendo muy poderoso y llegando a unas cumbres espantosas.
2. Coordinación en el vestir
Llevar a tus hijos vestidos iguales tiene un pase, puede ser cómodo a la hora de comprar y cómodo para localizarlos en el parque. Ir vestido a juego con tu pareja y con todos tus churumbeles no dice “como moláis” dice “¿estarán todos de acuerdo o ella les ha drogado para conseguirlo? No sé cuál de las dos opciones me da más miedo”
3. La acumulación de símbolos cursis.
Una caja de bombones es algo romántico. Un ramo de flores es un precioso detalle. Una joya puede tener su público. Una caja de bombones con forma de corazón, un ramo de flores con forma de Cupido, una joya que sea un corazón partido es completamente innecesario y no multiplican el amor, más bien lo reducen al ridículo.
4. Las invitaciones de boda intensas
Todos estamos de acuerdo en que el “los Srs de tal y de pascual les participan el enlace de sus hijos…” es horrible, pero algo como “Llegaste a mi vida como las olas a la orilla y nuestros alientos se fundieron para hacerse uno contemplando la inmensidad azul que nos rodea para siempre”…da ganas de vomitar.
5. El patinaje artístico
Es un deporte cursi. Admitámoslo. Deslizarse es de por sí una actividad cursi a no ser que se haga cuesta abajo, completamente descontrolada y con riesgo claro de acabar con contusiones graves. Deslizarse por el hielo poniendo posturitas y embutido en unas mallas moradas con brillos es algo muy cursi…y es curioso como ellos resultan muchísimo más cursis que ellas.
6. Motes cariñosos dichos en público
Si tienes un problema con el nombre propio de tu pareja y te resulta dificil combinar su nombre con la expresión amorosa, entiendo que inventes motes cariñosos: churri, cariño, cari, micari, boni, mi osito de peluche, mi amorcito o lo que sea…pero jamás jamás jamás hay que pronunciarlos en público. A tu amorcin lo mismo le da igual...pero los que lo escuchan jamás olvidarán ese “ cari...a que a ti te gustan mis lentejas?”…y una vez que has oído como a alguien le llaman “boni” es imposible volver a tenerle ningún respeto.
7. Nuestra canción
Parejas que tenéis una canción:la primera vez que os visteis, el primer beso, el primer polvo, la primera reconciliación, lo que sea, guardadlo para vosotros. Si suena en una fiesta, en la radio, en la charanga de la plaza del pueblo...absteneos de decir “¡¡es nuestra canción!!”…no lo sabéis pero imaginar en qué contexto alguien tiene a Shakira como cumbre de su amor no es agradable.
8. El Telva, el S Moda, el Yo Dona
Portadas cursis, artículos cursis, entrevistas cursis, reportajes iluminados para que todo parezca que ocurre al atardecer en la campiña Toscana, recomendaciones de libros atrozmente cursis, todo un festival de bobadas cursis que ofenden a cualquiera y que además son increíblemente caras y absurdas.
9.Los gatitos
Internet se creó para salvar a los gatos. Son unos animales muy desagradables a los que sin embargo hay que reconocer sus andares elegantes. Miles de cursis encubiertos llenan la web de fotos de gatos amorosos con letras sobreimpresionadas y frases como “soy tu gato mimoso”. Si es con osos, no se la causa pero es menos cursi aunque igual de ofensivo.
10. Un mal uso del PowerPoint
El PowerPoint es demasiado sencillo de utilizar. Hordas de cursis del planeta han visto una herramienta poderosa para inundar el correo de los demás con espantosas presentaciones llenas de cascadas, atardeceres africanos, fondos marinos con corales con letras doradas que aparecen con sabios consejos para vivir como “escucha a tu corazón”. Abres eso y dices ¿Por que tiene este tío mi correo? Y ¿ escuchar mi corazón? No me oigo ni mis pensamientos con la banda sonora de Glen Medeiros que le ha metido el tío al PowerPoint.
11. Coreografías de amor en las bodas
¿El vals esta pasado de moda? Vale. ¿No sabéis bailar el vals? Estupendo. Si sois muy buenos bailarines atreveos con el tango, algo que deje a los invitados flipados y pensando en cómo os lo vais a pasar en la noche de bodas...pero por favor nada de coreografias Dirty Dancing. Un respeto por esa gente que se ha gastado la pasta para ver cómo te casas...ninguna amistad sobrevive a una coreografia Dirty Dancing.
12. . La natación sincronizada
Lo he dicho al principio, el cursilismo es poderoso, muy poderoso.
¿Creamos un deporte en el que unas tías tengan que llevar unos bañadores muy brillantes, con cristales, escamas, lentejuelas, pedrería, a ser posibles dorados, plateados, rosas, tengan que sonreír permanentemente aunque lleven medio minuto sin respirar y se muevan a la vez en perfecta coordinación como si fueran presa de espasmos nerviosos que les provocaran ganas de estirar al máximo las puntas de los pies y mirarse las manos mientras se mueven a lo egipcio?
Si, y hagámoslo olímpico y que lo retransmitan a todo el mundo.
El Dios del cursilismo ha acariciado gatitos este mes de agosto mientras asistía a su triunfo.
Republicado de Una docena de