Una dulce herencia de Elena Bargues

Publicado el 06 marzo 2020 por Marili @otroromancemass

Sinopsis:
Santander. Verano, 1918. Una abuela desconocida. Oscuros secretos familiares. Un amor poco adecuado.
Alba Ansorena, hija de los marqueses de Lucientes, vive en la burbuja de comodidad propia de su aristocrática familia, aunque ella, a espaldas de sus padres, traza unos planes muy diferentes para romper con su destino. Acude con la familia a pasar un verano más en el Sardinero; sin embargo, en esta ocasión, el regreso de Cuba de una desconocida abuela sacará del armario familiar los esqueletos guardados que alterarán de forma drástica su apacible existencia.
Al mismo tiempo, un atractivo viudo se cruzará en su camino. Tras un exilio de cinco años, Eduardo Arias ha regresado y levanta rumores de un escándalo en el pasado allá por donde va. A pesar de las advertencias y del vacío que la sociedad ejerce en torno del hombre, Alba no hace caso y transgrede las invisibles normas.
La acción transcurre durante el veraneo de los reyes, de la Corte y del Gobierno en la ciudad de Santander, la cual permanece ajena a la primera guerra europea y al hambre que asola España por el encarecimiento de los alimentos, aunque no podrá escapar de la gripe que se convirtió en pandemia y que causó más muertes que el propio conflicto bélico

Opinión personal:

Desde que leí «La playa del irlandés» sigo la pista a esta autora, no sabría decir si sus novelas se podrían encuadrar en la romántica al cien por cien, me inclinaría por el no, ya que sus historias se centran más en plasmar una pequeña comunidad en un momento muy concreto, normalmente en tierras que la autora conoce perfectamente y eso se nota mucho.Esta novela nos habla de dos mujeres fuertes, aunque la historia está contada en primera persona por la primera, Alba, la gran protagonista, nieta de doña Brígida, la segunda y quien proporciona el dinero a la familia siendo, además, la gran desconocida. La vuelta de la abuela paterna de tierras caribeñas viene a trastocar toda su existencia y, a través de sus ojos, la autora nos irá plasmando una serie de acontecimientos que desvelarán los trapos sucios de su familia, temas que desconoce y que servirán para abrirle los ojos al mundo real lleno de hipocresía, doble fachada y frialdad donde el «qué dirán» es lo importante.Me quito el sombrero ante la certera forma con la que la autora afronta temas tan comunes como los matrimonios de conveniencia, en el que los títulos nobiliarios se vendían al mejor postor mediante matrimonios pactados donde los consortes llegaban a mantener de una forma tan abierta una doble vida; los cazafortunas que, bajo una apariencia gallarda y elegante, engañaban a las ingenuas jovencitas que caían rendidas tras una palabra amable o un poco de atención, sacrificando con ello, no tan solo el dinero familiar, sino su propia felicidad; el gran daño que los rumores y dañinos cuchicheos hacían en la reducida sociedad de las ciudades, como Santander, en la que se reunía lo mejor de la burguesía castellana y madrileña atraídos por sus beneficios para la salud y por la moda implantada en el veraneo de la familia real. Gran variedad de clichés de la novela romántica de los que aquí encontramos buenos ejemplos, entremezclados de forma muy oportuna y natural.Alba me ha gustado mucho, sabéis que gusto de este tipo de protagonistas, modernas, independientes y algo rebeldes que se adelantan a su época o que, al menos, intentan escabullirse todo lo que está en sus manos de las estrictas normas sociales. Es cierto, que Alba cuenta con la gran ayuda de la proveedora de dinero, algo que nunca viene mal, pero también, que no espera a su llegada y que esas pequeñas/grandes rebeldías hace mucho que empezaron. Una joven determinada, valiente e inteligente, pero al mismo tiempo, no faltade ingenuidad en ciertos temas, que la falta de conocimiento que imperaba en aquellos tiempos, inocente cuando es lo propio y arrojada cuando es necesario. Es un personaje muy creíble.

No es una novela con grandes giros, pero sí encontramos varios frentes abiertos que Elena Bargues va desarrollando con un estilo cuidado y, sobre todo, con una gran ambientación: entresijos familiares con un misterio de fondo. Tampoco faltan los datos y hechos históricos, lugares reales que están emplazados en la historia de una forma muy natural sin que se excedan los límites para que puedan ralentizar el ritmo de la lectura, es complejo equilibrar bien y, en mi modesta opinión, en esta ocasión está conseguido. A veces, me sorprendo de lo mucho que disfruto de estas novelas, también es cierto que el romance está siempre presente, aunque no sea el punto central de la historia, La relación que mantiene la pareja se va cuajando a fuego lento, a través de encuentros nada casuales y con unos diálogos con doble sentido, de los que dicen sin decir. Creo que el hombre escogido le cuadra mucho a una mujer como Alba y no diré nada más porque es un personaje con misterios y un pasado controvertido.Mi gran «pero» es que me he quedado con muchas ganas de saber más de doña Brígida quien se come la historia en ciertos capítulos y, al igual que la propia Alba, se me han quedado muchas preguntas en el tintero, tantas, que no puedo dejar de pensar si la autora se ha planteado en algún momento publicar su propia historia. «Una dulce herencia» es una lectura de la que he disfrutado más de lo que me esperaba, de esas que vas leyendo con una sonrisa en la boca. Una novela pausada, escrita con mimo y cariño, con un estilo cuidado en la que el gran secreto es esa diferencia de personajes que aparecen, bien definidos, con fuerza propia y que confluyen todos para crear un entorno perfecto para una historia de amor, que no es lo mejor de la novela, y que más parece la excusa para la historia que el centro de la historia en sí. No negaré que, como lectora de novela romántica, me ha faltado mucho más peso en esa relación en cuyo caso hubiera resultado una historia mucho más redonda. Aun así, una lectura de la que estoy satisfecha.

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