Mulan estaba nerviosa y llena de temores. Lo peor era la completa y absoluta vulnerabilidad que sentía. Tenia encima una sabana verde, debajo vestía una bata amarrada al cuello y abierta por la espalda. La toalla higiénica estaba empapada con su propia sangre.
Le daban terror los hospitales, los odiaba, deseaba gritar. Pero no lo hizo. Era mayor el temor a la hemorragia que tenia al del entorno frió y esterilizado del centro medico.
Desde hace unos días, Mulan presentaba un sangramiento persistente. Al principio se dijo que quizás era normal por tener coito, a pesar de que se suponía que estaba embarazada. Tuvo ligeras contracciones en el vientre y la sangre fue disminuyendo. Pero volvía a comenzar.
A su mente acudía el recuerdo cuando ingreso a la emergencia. Examen vaginal. Fue el peor que había experimentado. El Doctor metido entre sus piernas, tocaba aquí y allá. Cerro los ojos y lloro en silencio.
El Doctor le explico que todo terminaría pronto. Le explico cosas del primer embarazo que a veces afectan la cara interna del útero.
Ahora, mientras contemplaba la gran lampara del techo de la sala de operaciones, un único pensamiento le daba felicidad. Toda esta pesadilla terminaría en menos de una hora. El Doctor se lo prometió.
¿Esta cómoda?, pregunto la enfermera. Si, respondió Mulan. Había cierta indiferencia en la actividad que se desarrollaba en el quirófano para prepararlo todo.
Voy a colocarle electrodos en su pecho para controlar su corazón, le anunciaron. Retiraron la sabana y levantaron la bata hasta su cuello. Su cuerpo desnudo quedo expuesto al aire esterilizado.
Ahora va a sentir un leve pinchazo, tomaron su mano y le insertaron una aguja con un catéter en el dorso. Todo sucedía demasiado rápido.
Mulan quería decir algo pero le costaba trabajo hablar. En el fondo estaba agradecida, todo era por su bien, se lo habían dicho. Pero seguía furiosa por estar expuesta.
Escuchaba detrás de ella el sonido de un monitor, bip, bip, era su corazón. La tomaron por las nalgas, la llevaron al borde de la mesa y separaron sus piernas. Las colocaron abiertas en soportes a los lados de la mesa.
Mulan quería conservar la calma, se ponía nerviosa, ansiosa. Sus emociones se dirigían hacia un enojo indiscriminado. No estoy segura de querer seguir con esto, pudo decir Mulan, Todo esta bien, respondió el Doctor.
¿Aun no tienes sueño?, con gran eficiencia el medico tomo una jeringa y la aplico a la válvula de paso de la linea de goteo. El galeno sentía satisfacción al ver como se dormía Mulan.
Mulan era una persona de voluntad fuerte, aun cantaba con voz audible cuando el Doctor aplico una segunda dosis de la droga.
El efecto apareció casi de inmediato. Al principio hubo pequeñísimos espasmos en la cara, luego en el abdomen. Las partes motoras y los extremos de los músculos se distendieron. El ritmo cardíaco normal.
La lengua, paralizada, cayo hacia atrás bloqueando el paso del aire. Los músculos del tórax y el abdomen también se detuvieron. El medico controlaba todo, el efecto era el esperado.
Saco la lengua, procedió a entubarla, ahora estaba conectada a un respirador artificial. Todo se realizo con la eficacia habitual.
El Doctor comenzó a preparar el sexo rasurado de Mulan. Examen de rigor. Ovarios, dilatación del cuello uterino. El Doctor curucuteo cuidadosamente todo. Observo el monitor siguiendo la huella del trazado. Pulso bajo, tomo la tensión arterial.
El pulso seguía bajo. Chequeo la perdida de sangre, controlo el respirador y el aparato de la anestesia. Había un cambio en la presión y el pulso. Algo sucedía.
La presión y el pulso subieron ligeramente. El Doctor pensaba, cinco minutos más y termino con esto. La ansiedad creciente no le dejaba concentrarse en su tarea.
Se acerco a la cara de Mulan, con la mano derecha levanto los parpados, las pupilas estaban dilatadas al máximo. El Doctor sentía el miedo que lo invadía como una ola.
Un repentino sangramiento copioso. Mulan expulso un coagulo extraño. Era el feto que comenzaba a formarse.
Mulan nunca volvió en si. A su cerebro dejo de llegarle el oxigeno necesario en algún momento. Ahora era un vegetal...