Una ensalada de fin de semana al natural… ¿natural?

Publicado el 17 noviembre 2014 por Drgen @DrGEN

“Así, algún día la gente dejará de decir “yo creo en la naturaleza”
y lo cambiará por “yo entiendo la naturaleza”.
Algún loco naufragando por la red.

Te levantas una mañana de sábado, te pegas una ducha, abrís la heladera, sacas unas cuantas frutas, preparas el cafecito y te sentás a leer el diario. Probablemente como es fin de semana tenés pensado ir al “super” o sino más tranqui al chino de la esquina, pero sea donde sea que vayas, tenes que abastecer la cueva para toda la semana.

Tranquila y plácidamente caminas por las estanterías de frutas y verduras, eligiendo la mejor selección de duraznos, las mejores frutillas de temporada, naranjas para hacer jugo (ese que te tomas leyendo el diario), unas bananas, los choclos más grandes, las zanahorias más naranjas y como si fuera poco te pones a analizar como un Sherlock Holmes a los tomates, intentando desesperadamente llevarte aquellos que son blandos, bien grandes y rojos.

La mayoría de nosotros, probablemente tengamos una vida parecida con matices más o menos similares a los que te conté más arriba. Incluso tus viejos y tus abuelos conseguían los alimentos de la misma manera. Siempre había frutas y verduras disponibles (aunque antes no había tanta variedad, “se comía lo que había”).

Quizás piensen que les estoy mintiendo si les digo que cada fruta y cada verdura que nos manducamos todos los días, tiene una historia más atrapante que LOST.

Capaz que te acordás de la primaria o secundaria cuando aprendiste que el Homo sapiens (nosotros, los pibes) nos dedicamos hace 11.000 años a cazar a todo bicho que tuviera patas y a agarrar a todo fruto con apariencia apetecible (con resultados muchas veces desfavorables). Algoasí como una época bien retro (Neolítico age) en donde había que tenerlas bien grandes para sobrevivir, conocer a la morocha y tener una descendencia normal. Está vida terminó en el momento en que algún curioso, en una región del planeta llamada Creciente Fértil (ahí por Mesopotamia, Persia) se le ocurrió agarrar unas semillas y ponerlas en la tierra. Al estilo de Lennon, el flaco provoco la mayor y más importante revolución de la humanidad… había nacido la agricultura.

Al principio fue un arduo trabajo domesticar a las primeras plantas (si sí como a nuestros perros). Ni hablar de los bichos que querían comerse todo, de los días calurosos, de las heladas y como si fuera poco de lo feas que eran estas plantas que sembrábamos. Con el tiempo nos fuimos acostumbrando, las plantas empezaron a adaptarse a nuestros cuidados, sembramos más semillas y así inventamos la palabra “excedente”. De forma inesperada ahora podíamos tirar comida pa el techo, pasábamos más tiempo con nuestras mujeres e hijos, inventamos instrumentos, nos convertimos en artistas y básicamente… empezamos a tener más tiempo para desarrollar nuestro potencial intelectual. Si alguna vez te preguntaran cual es el mayor descubrimiento humano que revoluciono el mundo, espero que no tires “la computadora” sino más bien la agricultura, porque Sine Agricultura Nihil (sin comida estamos al horno).

Por supuesto, lo que realmente te vuela el bocho es analizar cómo eran los ancestros silvestres de todos nuestros alimentos. Solo comentarles que la zanahoria es naranja por cuestiones políticas (caso de la realeza holandesa), o que todas las bananas que hoy compramos son clones y que antes casi ni se podían comer por la cantidad de semillas que tenían; que las frutillas que comemos con crema las domesticó un pibe de 16 años en Francia o que el trigo con el que hacemos el pan es un jodido monstruo genético que nunca podría haber aparecido por si solo en la naturaleza; ni hablar de la comparación entre el maíz que cultivaban los Mayas y el que comemos hoy en la playa.

Como quizás te acuerdes de las densas clases de biología, todos los organismos vivos en el planeta se construyen gracias a la molécula del ADN (o ácido desoxi…… ADN). Y por supuesto que nuestras plantas no son la excepción. El simple hecho de volver a sembrar una misma planta una y otra vez, la seleccionaba en lugar de otras, confiriéndole nuevas características como más gustito, mayor tamaño, más color a los frutos y por supuesto la eliminación de todo veneno. La domesticación, llevo a que estas plantas fueran las primeras en el planeta en ser burguesas, porque habían perdido toda capacidad de sobrevivir por si solas. Ahora necesitaban de agua, de cuidado, de abono y como si fuera poco de sustancias que eliminaran a todos los bichos porque ya eran incapaces de defenderse.

Ahora que sabemos que todo lo que comemos tuvo su propia evolución con la diferencia que nosotros asistimos (selección artificial) y metimos mano (como el diego), ya podemos concluir que todos nuestros alimentos no existían en la naturaleza como tales y que cada especie tuvo sus propias modificaciones genéticas al azar durante todos esos años. El material genético de las plantas se fue mejorando (para nuestras necesidades) y con el tiempo aprendimos nuevas técnicas para modificar los alimentos. Por lo tanto, todos los alimentos humanos son genéticamente modificados.

La próxima vez que pases por el chino o por el Carrefour, llévate un par de amigos y haceles un tour por el museo más loco de la historia humana, el de los ingredientes de nuestros postres y guisos. Ah! Me olvidaba. La próxima vez que alguien quiera venderte una fruta o verdura con el mensaje de “natural” ya podes recordar que te está cagando y que dicha persona o empresa realmente no hicieron su tarea en cuanto al estudio de lo que comen todos los días.
Fuentes:

  • http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/17190597
  • http://www.nature.com/nrg/journal/v14/n12/full/nrg3605.html
  • http://pubs.acs.org/doi/abs/10.1021/jf305511d
  • http://www.isaaa.org/resources/publications/agricultural_biotechnology/download/agricultural_biotechnology.pdf
  • http://xoccam.blogspot.com.ar/2013/01/y-norman-le-dio-de-comer-al-mundo.html
  • http://vimeo.com/107864064
  • https://www.youtube.com/watch?v=sBuZ4mn-NGg

Autor:  Federico Germán Espinosa

Estudiante de Biotecnología y apasionado de la divulgación científica, con fuertes intereses en el sector agronómico y en la ingeniería genética. Miembro del Círculo Escéptico Argentino y del Movimiento Zeitgeist Argentina. Su lema de vida es “todos pueden tener sus propias opiniones, pero nunca sus propios hechos”.
Mail: federicoespinosa2013@gmail.com
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Paginas en las que participo: www.siquierotransgenicos.cl y www.elgatoylacaja.com.ar