Hace años, decía un viejo crítico de cine: “Pasan los años y uno no se acostumbra jamás a ver el cine en San Sebastián”. Y lo decía al hilo de que juraba encontrarse en uno de los lugares más bellos del mundo, pero sólo durante un periodo de tiempo muy corto, para disfrutar de algo que únicamente pueden disfrutar unos pocos de elegidos: “Poder sentir al alcance de las manos la verdadera, genuina y auténtica magia del cine.”
Esta ruta de cine que hoy comenti tiene esa magia de descubrir rincones que antes otros personajes encontraron. En el caminar admiraremos la de la ciudad, el encanto de sus rincones, la amabilidad de sus gentes o, simplemente, los colores de nuestro entorno como en su día lo hicieron Woody Allen, Pedro Almodóvar, Bette Davis, Al Pacino, Robert de Niro, Sigourney Weaver o el genial Alfred Hitchock, por poner algunos ejemplos. Todos ellos, hombres y mujeres de mundo, se enamoraron de esta bella ciudad e hicieron de San Sebastián un icono mundial de séptimo arte. Y esto es lo que hoy estoy descubriendo.
El Boulevard de Donosti que separa la Parte Vieja de la zona edificada tras el derribo de la muralla, y ha sido rehabilitado y transformado en un espacio peatonal lleno de vida. Presiden la alameda el Quiosco de la música y el Ayuntamiento, centro de la vida social de San Sebastián. A la sombra de sus árboles, vimos un día sentado a John Malkovich después de estar de compra en el viejo mercado de la Bretxa y sorprendimos a Anthony Quinn buscando una heladería mientras sus hijos correteaban por el paseo. El Ayuntamiento que un día fue casino, es uno de los edificios civiles más bellos de España. En sus salones, a principios del siglo XX, se celebraban las mejores fiestas de la época a las que asistían personajes famosos como Mata Hari, Leon Trosky, Ravel, Romanones, Pastora Imperio etc., personajes que han inspirado grandes papeles del mundo cine. La casa de todos los donostiarras, que vigila la Bahía de la Concha de la que se siente guardiana, encierra mudos secretos y podría muy bien contarnos cómo se gestionó el nacimiento del festival de cine.
Y delante, la Playa de la Concha, una de las playas urbanas mas famosas de Europa, que sigue siendo un referente para donostiarras y visitantes y cuya forma inspira el máximo galardón otorgado por el Festival Internacional de Cine: la “Concha de Oro”. Otro premio emblemático, el “Premio Donostia” que reconoce a las grandes figuras del cine y a su trayectoria, tiene la forma de la singular farola situada en la primera rampa de acceso a la playa. El magnífico paseo que la bordea, separado apenas del mar por su emblemática barandilla, se completa con una oferta de lujo como hoteles de alta gama, la “Perla del Océano”, hoy moderno centro Talaso Sport, centros deportivos y de ocio, todo ello rematado por el monumento a Fleming, obra de Eduardo Chillida.
Aún hoy, cuando paseamos por La Concha, queremos ver apoyada en su barandilla a la gran Ursula Andrews, la hermosa actriz sueca que con su melena al viento inspiró una de las fotos más perseguidas por todos los visitantes de la ciudad.Sigueme amigo