Quizás el avatar de la reseña os suene. Es el mismo que el de Recuerda que me quieres porque ¡Sorpresa! (para quien no lo sepa ya, claro XD), ambas historias forman una bilogía muy especial. Recordar, antes de entrar en materia, que bajo el seudónimo de W. Davies están Arsénico (Fátima Embark) y Mai (Merche Murillo), ambas administradoras de Divagando entre líneas y Perdidas entre páginas respectivamente. Además, como sabéis, y sino os lo vuelvo a recordar, Arse es una querida amiga. A diferencia de la anterior novela, en ésta sí que voy a pareceros objetiva (que lo era entonces, pero me maravilló tanto su historia que no sé si me creísteis XD) porque hay un par de cositas que me impiden decir que es una novela tan perfecta como aquella.
Por cierto, para interesadxs, os recomiendo ir en orden por no comeros unos importantes spoilers de la primera parte en caso de preferir empezar por aquí. Dicho esto, podéis leer esta reseña con total tranquilidad.
Argumento
Charlie le enseñará a fotografiar quizás a través de sus dibujos, a creer en seis imposibles antes del desayuno y cómo una persona puede hacerte sentir diminuta o gigante en el tiempo que tarda en caer al suelo un bote de mermelada, incluso cuando el miedo se empeña en hacerte invisible ¿Podrá Alicia amar algo que teme? ¿Será la curiosidad más grande que el miedo?
Pierde el miedo y déjate seducir por este homenaje a Alicia en el País de las Maravillas cargado de quizás, pero cuidado; al miedo le encanta robar sueños.
Reseña
Como ya sabéis, Recuerda que me quieres tenía de base la mítica historia de Peter Pan. Aquí, las autoras hacen algo muy similar con otro clásico (que en esta ocasión sí he leído): Alicia en el País de las Maravillas. Ellas mismas explican el porqué de esta unión de obras en unas notas al final. Desde luego, si hay dos novelas "infantiles" que han marcado por generaciones a miles de lectores son éstas.
A diferencia de la primera parte de la bilogía, que aunque tocaba varios temas, la base de la trama era la relación de Wendy y Peter, en ésta las autoras se han puesto más serias tratando un problema psicológico real y complejo. Salvando las distancias, me ha tocado de cerca, pues tuve una amiga que sufría algo similar aunque en grado mucho menor al de la protagonista. Como mi relación con ella no acabó precisamente bien, leer esta novela me ha resultado algo difícil y en parte es por ello por lo que he tardado mucho en leerla. En esta valoración he procurado dejar al margen estos sentimientos para no enturbiar todo lo bueno que tiene y que espero poder transmitiros. Por otro lado, mi lentitud también se debe a que es
una novela extensa, que llega a las 500 páginas, y que recomiendo ir saboreando muy poco a poco para que así dure más tiempo la magia que encierra.Alicia teme a la gente y lleva un par de años sin salir de su casa salvo para dar un paseo nocturno con su gata, Nida, cuando sabe que no se va a cruzar con nadie. Toda la novela gira en torno a los intentos de Charlie, ella misma y los familiares de ésta por curarla. Será el joven el detonante de los cambios, el que la impulsará y pondrá su País de las Maravillas patas arriba, y es que Charlie era uno de esos Niños Perdidos del País de Nunca Jamás que aún guarda magia suficiente para ayudar a la chica.
Empezando por los pocos detalles que no me han convencido, la primera pega que le debo poner a la historia es en realidad una tontería (o al menos, algo que para la mayoría será una tontería), pero es algo que me hizo torcer el gesto y, no puedo evitarlo, me empañó la lectura. Se trata de una de las acciones que realizan ambos en el proceso de curarla, que les acaba llevando a "aplastar gente de mentira". Obviamente, no son personas, pero sí que realizan un acto simbólico que resulta ser una chiquillada cruel e innecesaria. Es un acto "menor", pero no puedo evitar decir que me disgustó porque las autoras lo podrían haber resuelto de otra manera.
La otra pega que le encuentro es un tratamiento algo pobre de secundarios. Los personajes que representan al "Conejo blanco" y a la "Reina de Corazones" son los que se pueden considerar que están mejor construidos, pero por ejemplo, al "Gato de Cheshire" o a la "Oruga fumadora" no les he visto nada más allá de servir de apoyo a Alicia, me ha faltado que tengan entidad por sí mismos, lo que no quita que todos sean geniales por unas cosas u otras. Igualmente, también me habría encantado que se profundizara en el resto de Niños Perdidos, pero finalmente quedaron en un muy segundo plano, casi olvidados, salvo en un par de momentos.
Lo que sí que está claro, más allá de lo dicho en estos dos párrafos anteriores, que no dejan de ser matices menores, es que es una historia maravillosa. Si ya parecía difícil llevar la fantasía de Peter Pan a una historia realista, conseguir que las locuras de Alicia funcionasen era aún más complicado. Y en esto se han superado. Estas autoras han conseguido volver a dotar de magia la realidad. Las palabras han sido sus aliadas y con ingenio y cariño han dado vida al relato. Es casi imposible abrir el libro por una página al azar y que no haya una frase o un párrafo entero que no enmarcaría. Consiguen que creamos en imposibles, nos hacen soñaginar y durante toda la lectura estamos trisfelices. Sólo por el disfrute de la lectura, por el puro placer de leer, recomiendo tanto ésta como su antecesora. Ambas historias, desde mi punto de vista, crean unas preciosas burbujas de fantasía en las que nos introducimos y que nos permiten ver el mundo real con nuevos brillos y colores.
Ya os habréis dado cuenta que es Alicia la auténtica protagonista de la novela, pero eso no impide que Charlie tenga sus propios fantasmas contra los que combatir. No quiero decir nada que os pueda chafar tanto ésta como la anterior parte de la bilogía, así que me limitaré a comentar que este chico llega a enamorar, tanto por sus buenos momentos como por los malos.
Por su parte, Alicia, es una niña en un cuerpo de mujer. Tiene una mente inquieta, es alegre, curiosa y dulce. Su problema psicológico, su miedo, no es lo que más la define, pero es lo que le impide ser ella ante el mundo. Tendréis que leer la novela para ver lo especiales que son ambos.
Si me preguntáis qué es lo que más me ha gustado, aunque es difícil elegir porque toda la novela es una preciosidad, os diría que el final. Me tengo que quitar el sombrero con la "pequeña" sorpresa que nos dan las autoras y que hace que se enlacen las dos partes de la bilogía a otro nivel del que teníamos durante el resto de la obra. Pista: Hay muchas veces que pensamos que el mundo es un pañuelo, y eso es lo que sucede aquí. Además, tanto la grave intensidad del epílogo como el extra posterior a éste son dos pasajes sublimes.
Una novela perfectamente construida, con una narrativa que juega con las palabras, que crea magia a partir de elementos comunes, con unos personajes maravillosos y un final perfecto. Una obra para leer y releer y releer y releer y releer, para disfrutar del placer de la lectura. Y eso sin olvidar que es un precioso homenaje a un clásico fantástico y eterno. En una palabra: Deliciosa.