Todavía me acuerdo de mis primeros contactos con el ordenador. Curiosamente, lo primero que toqué fue el Paint -la herramienta spray fue mi primer amor paintero-, y luego el Wordpad -por probar las teclas del ordenador -. Con Internet, ocurrió algo parecido: mi primer contacto fue con el buscador Olé y después abrí una página web:“Pero qué me sale de repente! Una cosa flotando y mareándome! Una ventana emergente! Publicidad! No!”Desde esos momentos hasta hoy, ha llovido mucho. Muchísimo. Y una buena muestra de ello es que hay empresas que se están dando cuenta de que la publicidad en Internet no debe ser molesta para el usuario. Debe acompañarlo en su travesía por la red de redes. Tiene que haber una interacción, un elemento sorpresa, algún factor que enriquezca la comunicación establecida a través de ese soporte determinado. Y ¿Para qué? Para hacer clic o más importante...Para recordar la marca.Un ejemplo de empresa que ha hecho bien los deberes en este tema es Desperados. La campaña, titulada Desperados Experience, consigue que el usuario pueda ir a una fiesta virtual y destrozar literalmente Youtube.