Seguro que ya sabes que una de las mayores razones por las que no se consiguen resultados o no sales del estancamiento es porque no concretas lo que quieres hacer en un plan organizado, con objetivos concretos, medibles y con fecha. ¿Verdad?
Como se suele decir:
La esperanza no es una estrategia ni un plan de acción.
Un objetivo sin fechas es un sueño.
Pero no es tan fácil, claro, si no ¡todo el mundo lograría siempre sus objetivos!
Entonces, ¿qué puedes hacer para plantearte objetivos que te ilusionen y que cumplas?
Escucha este artículo aquí –> Una forma nueva de definir tus objetivos para el 2019 (o cualquier otro año)
En realidad el problema no está en establecer objetivos sino en lo que se interpone en el camino: imprevistos, miedos, excusas, inseguridad, dudas, etc.
Y, por supuesto, tener claro qué es lo que de verdad quieres, ese es otro de los obstáculos que me suelo encontrar a menudo.
Así que hoy te voy a hablar de otra forma de pensar en tus objetivos.
Lo que se suele hacer normalmente es:
- Pensar en lo que quieres lograr.
- Asegurarte de que es realista, factible, medible y específico.
- Dividirlo en tareas pequeñas y fáciles de hacer.
- Programarlo, poner una fecha límite.
Y está bien, funciona bien así, pero hace unos meses descubrí una nueva forma de verlo que me parece más amena, emocionante y también realista.
El concepto lo aprendí en un vídeo de Todd Herman, a mí me inspiró mucho, espero que a ti también : )
La idea es sencilla.
En vez de pensar en un objetivo concreto con un resultado específico, piensa en tres posibles opciones o resultados distintos para ese objetivo y categorízalos como: bueno, mejor y lo mejor (good-better-best).
O, como menciona Raimon Samsó en su libro “Cita en la Cima“, define qué sería para ti un mínimo aceptable y qué sería “un resultado de escándalo”.
Por ejemplo, si tu objetivo es empezar a tener clientes en tu negocio de coaching puedes pensar que bueno sería tener tu primer cliente, mejor tener tres clientes al mes y genial tener clientes todos los meses.
O que un cliente sería un mínimo aceptable y X un resultado de escándalo.
Es algo muy personal.
Así que solo tú puedes elegir qué sería bueno, mejor y genial, o qué sería lo mínimo aceptable y un resultado de escándalo.
Una vez tienes claras todas las opciones para cada objetivo que te propongas es hora de ponerte en marcha.
¿Y por dónde empiezas?
Por el que has considerado aceptable o simplemente bueno, por tu primer cliente en el ejemplo. Y, una vez conseguido, pasas a determinar cuál será tu siguiente paso: la opción mejor o lanzarte a por el resultado de escándalo : )
Pruébalo y a ver qué te parece, es una manera diferente de pensar y más realista porque no te lanzas a lo loco a por todas sino que empiezas por el mínimo viable.
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